¡Buenas tardes, mis amores lectores y seriéfilos (en este caso) 🙂 ! ¿Cómo estáis en esta mitad de septiembre? ¿Todo va bien? Si no, ya sabéis que aquí tenéis un pequeño refugio sólo para vosotros para disfrutar con la lectura de vuestras reseñas favoritas… ¿Vamos con una de adaptaciones «noventeras» aprovechando que se acerca Halloween? 🙂
Sabrina Spellman va a cumplir los dieciséis años el próximo Halloween. Toda su vida, aun habitando en el pequeño pueblo terrícola de Greendale, ella y su familia han escondido el secreto de su verdadera naturaleza; y es que, en el fondo, todos ellos tienen algo en común: son brujos y brujas de la Iglesia de la Noche. De hecho, este próximo 31 de octubre será la fecha en la que Sabrina podrá consagrar por fin su alma a Satán y empezar los estudios en la Academia de Artes Oscuras. Pero… ¿Es lo que ella quiere de verdad? Sus amigos y amigas, su novio… Su vida, en definitiva, se encuentra alrededor del instituto Baxter High y las amables calles de un Greendale que no sospecha de la existencia de la magia negra a apenas unas manzanas de distancia. Y, por otra parte, está claro que al mismísimo demonio no le sientan bien los «no» por respuesta… ¿Cuál será el camino a escoger por Sabrina y las consecuencias de esa elección? Sólo un futuro cercano podrá decirlo… Y está a la vuelta de la esquina.
RESEÑA

Sobre todo aquellos que sean de mi generación recordarán que, hace unos veinte años o así, en la televisión existía una sitcom de las clásicas de la época llamada «Sabrina, cosas de brujas». En ella, una bruja adolescente que vivía con sus dos tías y su gato Salem trataba de compaginar una vida como bruja con una vida terrenal totalmente normal al lado de su novio y amigas… ¿Os suena? Claro que sí. Porque la serie de la que hablaremos hoy y aquella comedia estaban basadas en la misma historia.

«Sabrina, la bruja adolescente» fue un cómic que se empezó a publicar allá por 1971 en su primer volumen, narrando las peripecias de una joven bruja adolescente llamada Sabrina Spellman. Como comentábamos, allá por los 90 se adaptaron sus andanzas en formato comedia… Y ahora, hace apenas cuatro o cinco años, una nueva adaptación comenzó su andadura en Netflix con un tono mucho menos desenfadado y bastante más… «oscuro y perturbador».
Después de haber analizado allá por los albores de Netflix lo que fue la primera temporada, vamos a ver cómo salió el resultado de la serie completa…
- Estética moderna y ochentera a la vez

Comenzando con algo que salta a la vista, esta es una serie que desde el primer capítulo despierta sentimientos algo confusos sobre en qué época está realmente ambientada. Es decir, por una parte han mantenido un entorno, unas vestimentas y una imaginería en general muy de los años ochenta, como si fuese casi la misma época de «Stranger Things» por poner un ejemplo reciente y conocido.
Sin embargo, por otro lado vemos elementos que son discordantes con esa estampa, sobre todo en la primera temporada. Por ejemplo, cuando vemos que Ambrose Spellman, el primo de Sabrina, aparece con un portátil. Reconozco que es algo que empezó a desaparecer paulatinamente desde la segunda temporada hasta el final y yo en particular no recuerdo haber visto ningún elemento «anacrónico» en esa parte de la serie, pero quizá porque estaba pendiente de otros aspectos. Si alguien recuerda haberlos visto, por favor que lo ponga en los comentarios 😛
- La Sabrina de Kiernan Shipka frente a la Sabrina de Melissa Joan Hart… Y la nueva familia Spellman

Como comentábamos más arriba, para los que rondamos mi edad (cinco años arriba, cinco abajo), la Sabrina pizpireta interpretada por M.J. Hart se hizo un hueco en nuestros corazones infantiles y juveniles por su alegría y su frescura. Sin embargo, Kiernan Shipka (a la que muchos habréis conocido también por su papel de Sally Draper en Mad Men) tampoco se queda corta y encuentra su propia forma de llamar nuestra atención en un ambiente mucho más tétrico y casi «gótico» en esta serie.

Aunque sí que es verdad que en algunos momentos me pareció que es que simplemente se cansaba de actuar y sólo hacía de adolescente boba y un poco altanera, puesto que en todas las escenas terminaba actuando igual. Aun así, me gustó mucho poder desdecirme de ello sobre todo a partir de la tercera y cuarta temporada, cuando aparecen las «dos Sabrinas» y cada una de ellas actúa de forma diferente. Sólo fue un atisbo de posible futuro potencial, pero creo que con guía adecuada podría explotarlo hasta llegar a ser una gran actriz dentro de unos años.

Por otra parte, la familia Spellman también parece haber cambiado en esta nueva adaptación, incluyendo a una versión de «Hermione Granger» en chico afroamericano llamado Ambrose y que es el «sobrino»… ¿De quién? No se dice, pero los Spellman eran 3 hermanos y Ambrose no es hijo ni de Edward, ni de Hilda ni de Zelda. Supongo que es de esos misterios que quedarán por resolver… Eso sí, el personaje encantador y muy a mano para muchas cosas, que siempre tiene que haber un «leído» en el equipo que eche una mano con las cuestiones más complejas… 🙂
- Brujería a la americana

Esta es una cuestión que quiero tocar de cerca, puesto que ya la he comentado en otras reseñas de temática brujeril fantástica urbana y creo que merecen un punto para ellas solas. En particular, recuerdo muy bien cuando vi la serie de «El Círculo Secreto» (antes de empezar el blog, de ahí que no haya reseña disponible como tal 🙂 ), creo que uno de los mejores ejemplos que he visto y oído hasta la fecha en esta cuestión.

O sea, ese momento en el que uno de los brujos americanos dice «claro, es que la magia apareció hace 300 años»… Claro, cuando los primeros colonos vinieron de Europa a Norteamérica para quedarse… ¡Y la trajeron con ellos! Pero, claro: eso no se menciona. Sonaba como si de repente la magia y la brujería hicieran «¡pof!» y ahí estaban, para que las cogiera quien quisiera.

En el caso de Sabrina reconozco que no es tan sumamente exagerado, pero también tiene mucho delito la cosa. Es decir, con perdón yo pensaba que con tema de mitología y brujería europea sólo los japoneses haciendo anime tenían cacaos mentales… Pero es que los estadounidenses no se quedan cortos tampoco. Es decir, esa tercera temporada donde el trasfondo es la aparición de los «paganos» y te empiezan a intentar vender que es que claro, la brujería satánica se hizo con el poder con la llegada del cristianismo que debilitó al antiguo paganismo el Viejo Mundo.
Como si en el fondo no viniese todo del mismo sitio, en realidad, pero bueno… Eso no es lo más grave. Lo que me pareció más imperdonable para la coherencia de la trama fue el momento (SPOILER) en el que por abandonar a Lucifer/Satán, sólo se les ocurre refugiarse en el culto… Ojo… ¡A HÉCATE! ¡A LA DIOSA PAGANA DE LA HECHICERÍA! Mira, a mí me dejaron con perdón con el culo roto en ese momento… Me quedé con cara de: ¿Pero qué me estás contando ahora, si acabas de despreciar a los paganos? Pero, oye, que Hécate les acepta a todos y aquí no pasa nada…
En fin, sigamos.
Cuando quieres meter LGBTIQ+ y te sale bien… hasta que aparece la oveja negra

En esta serie, en efecto, hay varios personajes LGBTIQ+, sobre todo bisexuales, lesbianas y trans. En el primer caso, reconozco que el trabajo está perfectamente integrado y no desentona en ningún caso, sin dar nombres para que los que no hayan visto la serie aún se sorprendan 😉 (o no). Aparte, la cuestión del sexo en general me ha parecido que se conduce con bastante naturalidad sin llegar a extremos innecesarios (sin spoiler, pero lo de Nick en la tercera temporada no lo cuento como exceso). Quizá la parte del despertar sexual de Sabrina es lo que no termino de entender en este contexto, pero ya hablaremos más adelante de esa parte de la serie…
En el segundo caso LGBTIQ+ de esta serie, mujer-mujer, diría que fue un ejemplo que me pareció algo forzado. Es decir, ahí ni se dio a entender que sí ni que no en ningún momento para el personaje en cuestión y de repente… ¡zas! Ah, es que le gusta una mujer… Reconozco que sin pecar de nada, ahí me faltó un poco de contexto o de explicación por lo repentino, no por otra cuestión.
Y el tercer caso, pero no menos importante, me pareció el de Suzy/Theo Putnam. Y sí, aquí voy a dar nombre porque es desde la primera temporada y confieso que la montaña rusa de incoherencias (a mi parecer personal) no tiene precio. Y es que, vamos a ver: la cosa empieza bien cuando Suzy dice que ya no quiere ser mujer, que se siente hombre y que quiere llamarse Theo. Perfecto, sin problema.

Quizá también metido con algo de calzador porque para la trama en sí no terminaba de aportar nada, siendo honestos, pero oye que como ejemplo de inclusión y desarrollo personal paralelo chirriaba lo justo. La cosa me pareció que empezaba a flaquear cuando aparece cierto goblin de aspecto humano en el instituto… Momento en el que un «Theo» ya convencido de su cambio, de repente vuelve a comportarse como una niña de doce años nada más verlo y conocerlo.
Y ahí dije… Vale, aquí me falta explicación. ¿Se siente hombre, pero le siguen gustando los hombres? Podría ser… Pero… ¿Qué pasa cuando el otro chico dice que le gusta «él», pero que no le importa que tenga cuerpo de mujer? No sé, queda todo como en un terreno difuso que no llegan a indagar en él… De ahí que me parezca que si ya has introducido la trama inclusiva de Theo/Suzy, la expliques del todo y no te quedes a medias tintas para que justamente no quede como una «colada con calzador de un personaje trans«. Lo dicho, mi opinión desde la mayor neutralidad.
- El feminismo también está forzado

Otra cosa que me pareció muy metida con pinzas y que no se sostenía ni aportaba en ningún caso era la parte «feminista» de los diálogos. Para mi gusto, aparte del ambiente anacrónico y extraño que comentábamos al principio que no deja claro en qué punto social están, tampoco, los comentarios feministas que aparecían en los diálogos y las escenas en algunos momentos eran como del todo incoherentes con el momento y la trama.

De hecho, esta serie por otra parte considero que es de por sí una historia muy fuerte en cuanto a peso femenino, no nos vayamos a engañar. La Iglesia de la Noche de todas formas me recordó a lo que se me ocurrió a mí cuando diseñé Los Hijos de los Dioses, donde había una sociedad matriarcal con mayoría de mujeres con poderes y algunos hombres en minoría. Solo que en mi caso, Hécate es más la mala que la buena… Los que hayan leído la saga lo sabrán bien 😉

Con esto quiero decir que en general las tramas de brujería sea en la época que sea ya favorecen la presencia de mujeres fuertes que no necesitan abrir la boca para demostrar que lo son, como sucede por ejemplo con Hilda y Zelda. Ya de por sí son fuertes, tienen su carácter y su liderazgo. Pero me da la impresión de que cuando se van a la parte «humana» de la trama, por ejemplo Roz es una criatura super insegura de su propio valor interior, teniendo el poder ese premonitorio de su familia o no.
Y Sabrina, ni digamos… parece que no se encuentra el trasero con las dos manos ni queriendo. En el fondo, no se conocen y pretenden hacernos creer que sí con frases de manual manido. No convence.
- Harvey, Caliban o Nick

Esta es una de las cosas que yo creo que a la gente más le habrán enganchado de la serie, sobre todo si os gustan los triángulos (o cuartetos) amorosos. Y es que Sabrina, como buena protagonista femenina de los setenta, ochenta, noventa y dos mil, es una moza que va arrastrando a todos los hombres de cabeza tras su estela y se queda con quien le da la gana cuando, cómo y dónde quiere porque para eso es mujer y bruja. Por supuesto, coherente a más no poder con la proclama feminista empoderada de la que hablábamos más arriba, sí señor. No, no es ironía…

La cosa es que primero Harvey, luego Nick (aunque Sabrina aún no sabe si sigue queriendo a Harvey, claro) y tercero un romance de la doble de Sabrina con Caliban que se veía venir a kilómetros (enemies to lovers, cantado) nos dan la parte roman-dramática de la serie, donde la parte más adolescente y terrenal de la joven Sabrina quiere encontrar el amor y no consigue decidirse por ninguno, angustiándose cuando son ellos los que finalmente se alejan por el motivo que sea y alegrándose si regresan… No es la parte más entretenida para mi gusto, pero está bien si te gustan ese tipo de historias.
- Escenas de parodia y gore a propósito, o… ¿estética del cómic?

Esto es algo que me llamó la atención en algunas temporadas, sobre todo al empezar la tercera. En algunas escenas, es como si estuvieran haciendo parodia a propósito o se les hubiera acabado el presupuesto. Vale que en general esta serie utiliza muy poco CGI y mucho maquillaje, cosa que en muchas cosas se agradece y de hecho a muchos de mi generación les recordará seguro a «Buffy, Cazavampiros» por la estética, pero de verdad que hay escenas en particular en la trama en el Infierno que a mí me dolía el alma sólo de verlas… No sabía si reír o llorar, de verdad.

Por otro lado, me hizo gracia que el propio Salem metieron supuestamente un gato de verdad en este remake y en ocasiones volvía a parecer un muñeco como el de la sitcom. Que, por cierto, sí: tiene su cameo con las tías antiguas en esta serie 🙂 Ahí lo dejo…
Por otro lado, hay un elemento que se nota más hacia el final de la serie, pero que también se percibe como un tono a lo largo de todos los capítulos: el gore y el mal inherente a la escena con el trasfondo de Satán y compañía. De hecho, una de las cosas que sí me ha gustado de esta serie es esa mención a Lovecraft que pareció forzada también en la segunda temporada y luego completaron con la cuarta temporada y los Eldritch Terrors en los que H.P. Lovecraft también trabajó mucho en su día 🙂

O sea, esta serie es para adultos o adolescentes creciditos, tenéis que tenerlo claro. Hay sangre, bastante -aunque a veces se ve claramente que es pintura roja de verdad de lo mal que está echada- y algún que otro susto y revoltijo de tripas viene asegurado con el paquete, dependiendo de la escena. Al fin y al cabo, estamos hablando de magia negra y demonios bajo el foco de esa Sabrina que está entre la luz y las sombras… Pero no se garantiza nada bueno hasta el final de la serie. Avisados estáis.
De cualquier manera, tras este repaso y a pesar de lo bueno, creo que no puedo darle más de un 2.5/5 puesto que en el fondo no es una gran serie ni muy, muy recomendable. Para pasar el rato y para tenerla de fondo mientras hacéis otra cosa, o por nostalgia de Buffy sin grandes pretensiones, pues se deja ver, pero poco más.
Y esto es todo por mi parte de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha así como mis redes sociales y ¡no olvidéis comentar si os ha gustado la entrada! ¡Se os quiereeee! ❤

2 respuestas a “Viernes de series: Las escalofriantes aventuras de Sabrina (Serie Completa)”