¡Buena tarde, mis amores lectores!
Con un poco de retraso, mil perdones esta vez, aquí os traemos la reseña que tenía que haber sido de octubre pero ha terminado cayendo en noviembre 😉 también avisaros de que después de esta novela empecé una de más de 1000 páginas… Así que a lo mejor ya sí que esta es la última reseña literaria del año dependiendo de cómo se me de el asunto… ¡Comenzamos! ❤
Tras la muerte de Regalia en Babilar, la antigua Nueva York anegada por las aguas, y el paso del Profesor al lado oscuro de sus poderes, David Charleston alias «Steelslayer» y su reducido grupo de Reckoners, ahora con Megan incluida tras superar sus miedos, se encuentran en un callejón sin salida en la guerra contra los Épicos. Porque… ¿Cómo te enfrentas a quien te ha enseñado todo sobre ser un Reckoner? La respuesta quizá se encuentre en la que llaman la «Ciudad de Sal», Ilditha; la antigua Atlanta ahora convertida en una urbe móvil hecha, ni más ni menos… que de sal. El lugar al que, para bien o para mal, también se dirige su antiguo mentor y ahora archienemigo todopoderoso. En Ilditha, David y sus compañeros encontrarán viejos conocidos, nuevos e inesperados aliados y nuevos conocimientos sobre quién es realmente Calamity y cuál es la naturaleza de las debilidades de los Épicos. La cuestión es… ¿Llegará la respuesta a tiempo para salvar a la Tierra y a Jonathan Phaedrus, el «Profesor» y viejo líder del equipo, de sumirse para siempre en el caos y la destrucción?
RESEÑA

Como primera anotación a esta reseña diré algo que nos que ya me conocen lo saben: Sanderson es un autor de cabecera en mi librería desde hace mucho tiempo. Lo descubrí hace años con Steelheart, seguí poco después de venirme a vivir a Bruselas con Firefight; y, por fin aunque confieso que apretada por una pequeña apuesta familiar 😛 me he lanzado a por Calamity, la tercera y última parte de la trilogía base de los Reckoners.
En este tercer tomo, destacaría de entrada que por alguna razón me ha resultado mucho más agradable de leer que el segundo tomo. Sin embargo, quiero pensar que es por una razón muy sencilla: el primer tomo me lo leí traducido al español, el segundo lo leí directamente en inglés Sanderson y fue un choque extraño porque me pareció demasiado simple. Sin embargo, el tercero es parecido al segundo, en realidad, y ya no me ha chocado tanto. Así que si os pasáis por la reseña de Firefight, lo admito: quizá la posible negatividad sobre el idioma y el estilo fueron sólo el «choque» del momento.

Valorando no sólo esta novela sino la trilogía en general, reconozco que me ha encantado el detalle de que en cada una, la ciudad que hace de escenario sea de un material en particular o tenga un elemento predominante que no sería lo habitual. En Chicago Nova teníamos el acero por doquier, en Babilar tuvimos la mega-inundación causada por Regalia… Aquí, tenemos la sal. Algo que, en realidad, se explica muy levemente su origen en contraste con los dos tomos anteriores. Cuando mencionan al antiguo líder de la ciudad, Larcener, y que ha absorbido poderes de muchos otros Épicos, dices… «Igual es uno de esos poderes». Aunque por otra parte la ciudad parece moverse por su propia voluntad sin que nadie la maneje… Lo cierto es que eso quedó un poco en misterio y en Sanderson es extraño, puesto que no suele dejar cosas sin atar de esa forma. Pero bueno, casi un detalle en lo que es la trama en sí.
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Por otro lado, la resolución del tema de «los miedos» como debilidad me ha resultado bastante interesante y no demasiado forzado. Sí que es verdad que te mantienen en vilo durante casi toda la novela y luego la resolución (spoiler) con Jonathan es un poquito… «Deus». Más cuando luego se sacan de la chistera que él solito consigue dominarse en un «badabím-badabám» y es todo un justiciero. Otro detalle que añade un poquito de negrura al asunto, pero no mucha 😉
Por último, diría que la resolución de quién es Calamity no ha quedado mal, pero quizá algo precipitada también y sin demasiada base sólida, perdiendo todo lo que tenía el resto de la trilogía. Aparte, todo lo relativo a las dimensiones paralelas de las que Megan extrae sus «ilusiones» se desarrolla algo más que en Firefight ya que ella va aprendiendo más sobre cómo funciona y cuáles son sus límites, pero la parte del (spoiler) plano alternativo donde el padre de David era Steelheart o un sucedáneo del mismo y los Épicos eran buenos… No sé, creo que me hubiese gustado saber más de ese asunto.

Y, como nota final anecdótica: sí, lo siento. No puedo dejar de imaginarme a David y a Megan -ya juntitos y felices por fin en medio de la batalla- fisicamente como a Bellamy y a Clarke de «Los 100». No me preguntéis por qué, pero es que… ¡Me dan muchísimo el pego! (Y no diré que en su día a Megan le ponía la cara de River de «Firefly»... 😛 )
Con todo esto, diría que a la novela y a la saga en total le daría un 4/5, dejándola en buena posición y deseando saber lo que opináis el resto de lectores de esta trilogía «menos conocida» de Brandon Sanderson. Para los que sois más de sus otras sagas, por ejemplo «Nacidos de la Bruma«, espero poder traeros más reseñas próximamente también de esas trilogías… 😉
Y esto es todo por mi parte de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha así como mis redes sociales y ¡no olvidéis comentar si os ha gustado la entrada! ¡Se os quiere! ❤