¡Buenas, buenas!
Como se suele decir, no hay dos sin tres y esta vez no he podido resistirme a terminar la trilogía del tirón.
El tiempo pasa. Sonea sigue siendo prisionera de Akkarin y, a pesar de que él aún no ha intentado hacerle daño, ella sigue sin estar segura de sus intenciones. Al fin y al cabo, practica la magia negra, ¿no? Pero, ¿acaso hay un por qué más allá de una posible maldad? Lo último que Sonea supo de él fue que él no era el asesino que estaba asolando Imardin, sino que iban a por él. ¿Entonces…?
Esas y otras preguntas, aparte de una precipitación de los acontecimientos, forzarán a Sonea a elegir entre sus principios, el Gremio y sus propios sentimientos. Puesto que, sin quererlo, Akkarin le empieza a resultar extrañamente atractivo mientras la paz en Kyralia parece pender de un hilo… Un hilo que solo ellos dos pueden sostener. ¿Llegarán a tiempo para salvar a su país?
Este final de trilogía es el que se antojaba: adrenalínico, cargado de todo un poco y, a pesar de resultar algo predecible en algunas cosas -lo de Akkarin y su «legado» se veía venir desde el 70% del libro, más o menos-, me deja con muy buen sabor de boca.
Sí que es cierto que a veces la trama y las leyes del Gremio, en particular, parecen variar según les da la corriente y el caso concreto, pero lo que sí acabas es diciendo: «casi os merecéis lo que os pase por idiotas».
Por otro lado, la relación de Akkarin-Sonea, si no repentina y algo rápida en su origen, no me ha parecido fuera de lugar. Trudi Canavan tiene una forma de narrar que, de alguna forma, hace que todas las piezas vayan encajando en su sitio sin prisa pero sin pausa.
Esta novela recupera la energía del primer tomo, te adentra del todo en el fondo del asunto que llevaba velado desde que Sonea vio a Akkarin practicando magia negra por primera vez; hay tanta batalla que ya tiendes a esperarte lo peor y saltas de alegría hasta el techo si no es así.

En cuanto a recomendación de edades de esta saga, si bien no es explícita ni en sangre -a pesar del tema de los asesinatos y la magia negra- ni en sexo -la primera escena «»»erótica»»» entre Akkarin y Sonea la tuve que leer tres veces para estar segura de que, en efecto, eso había pasado. De hecho, de repente dije: «ni mención a que Sonea no supiera nada de esos asuntos antes, ¿no? Para delante como los de Alicante». Pues eso-, no la recomendaría para gente especialmente joven. Quizá a partir de 14 años me podría parecer adecuada, de ahí en adelante.
Le pongo un 4,5/5 y a la trilogía total un 4/5 🙂
¡Nos vemos en la próxima!
Con diferencia, mi libro favorito de la trilogía.
Me ha gustado mucho la reseña. Clara, concisa y sin destripar mucho. Perfecta 😀
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