¡Buenas una semana más, viajeros! Hoy volvemos a la carga con una de las sagas de fantasía más irónicas y desternillantes que existen. En efecto, hablamos de «Mundodisco», del (muy a nuestro pesar) difunto Terry Pratchett; y nos adentramos en su tercera entrega… «Ritos iguales».
Ritos iguales (Casa del Libro)
En el Mundodisco, las peras son peras, las manzanas son manzanas… y las mujeres jamás podrán ser magos. Desde tiempo inmemorial, solo miembros del sexo masculino han podido acceder a los estudios de la Universidad Invisible (y no todos los que lo intentan, ojo). Pero el día en que Eskarina Herrero recibe de manos de un mago moribundo su cayado mágico, al ser octava hija de un octavo hijo, y por mucho que Yaya Ceravieja intente reconducir a la joven por los caminos de la brujería (más indicados para las mujeres, como todo habitante del Disco sabe), a veces la magia octarina tiene su propia conciencia y mucho que decir al respecto…
Saliéndose de la trama de Rincewind y compañía, en esta novela Terry Pratchett nos adentra en otra de las facetas de su peculiar mundo: la brujería. Porque claro, ¿cómo no van a existir brujas si existen magos, dragones, hadas, ogros y hasta la mismísima Muerte como criatura visible?
Para mi gusto, Pratchett reduce un poco la carga de sarcasmo a la que nos tenía acostumbrados en otros tomos, pero no pierde un ápice de originalidad y de esa mezcla explosiva que solo sabe crear él entre elementos propios de la época medieval y menciones a cosas modernas entre frase y frase. Los nuevos personajes consiguen casi la misma empatía con el lector que los predecesores, viviendo aventuras a cada rato más extravagantes y locas. Y eso sí, en el caso de Ceravieja no os fiéis de la ilustración de portada para imaginarla, hacedme caso. Las descripciones no casan 😛
Como siempre, nos encontramos ante un tomo cortito y ameno de leer. Eso sí, para amantes del género fantástico sin miedo a dar saltos de fe. Ya comentábamos en anteriores novelas que son textos de imaginación totalmente abierta, que hay que disfrutar palabra a palabra y sin prejuicios ni pretensiones, sabiendo de antemano quizá a lo que te enfrentas.
Dicho esto, le doy un 4/5 🙂 ¡Hasta la próxima!