paula de vera

LOS HIJOS DE LOS DIOSES: Una canción. Un sentimiento (parte 1)

¡Buenas brujillos! ¿Qué poco queda ya para la Feria del Libro, verdad? Pues aquí os traigo una entrada que quería escribir desde hacía tiempo, pero que no sabía como orientar ni expresar. Sin embargo, ahora, creo que por medio de canciones, se puede entender mejor 🙂 Que la disfrutéis, ¡y espero veros a todos el día 5 de junio a las 18:30h en la caseta 62 de la Feria del Libro de Madrid! 😀

1. Akhen y Ruth. «Yo te esperaré», Cali y el Dandee.

La historia de Akhen Marquath y Ruth Derfain es, en una palabra, agridulce. El día que se casaron, todo era maravilloso. La luna de miel fue idílica. Pero la codicia de un hombre cercano a ellos hizo que Akhen se desviase del buen camino, terminando por abandonar a Ruth tras el aborto del hijo que ambos esperaban. A partir de ahí, Akhen estuvo dos años sumido en las tinieblas, sirviendo al déspota de su cuñado, hasta que la vida le dio la oportunidad de volver a ver a Ruth. Akhen, como es lógico, no se lo pensó dos veces y aceptó el encargo. Pensando, interiormente, que podría recuperar a su esposa, pedirle perdón por todo el daño que pudiese haberle causado, y volver a formar un matrimonio feliz. Pero… la historia ya la conocéis.

2. Sandra y Ray. «Borrow My Heart», Triple Exes. Nasvhille Cast.

Sandra y Ray siempre han parecido la pareja perfecta. Juntos desde los diecisiete años de ella y los dieciocho de él, unidos por el amor y la música, cuando cinco años después se nos muestran por primera vez, en ese chalé de Suanzes donde intentan sobrevivir a base de trabajos más o menos temporales, todo parece idílico entre los dos. Pero, ¿acaso hay relaciones idílicas? No, en absoluto. En algún momento de la novela se menciona que ambos tuvieron sus peleas y sus desacuerdos en el pasado, antes de que sucediese todo lo narrado en Los Hijos de los Dioses. Pero también es cierto que, cuando decides jugarte el todo por el todo a una carta, a una persona, y eliges pelear por él, no hay nada que te detenga. Porque dejas que esa persona «tome prestado tu corazón» siempre que lo necesite. O, bueno… como si se queda con él para siempre, ¿verdad? ❤

3. Marco y Cora. «Mi nuevo vicio», Paulina Rubio.

La historia entre estos dos es algo más peliaguda. En Los Hijos de los Dioses se da a entender que, en su día, cuando aún estudiaban juntos, se enrollaron durante una noche de fiesta en el instituto – sin llegar a «palabras mayores», ya me entendéis -. Cora, por aquel entonces, estaba hasta las trancas con Marco. Y el parecía sentir lo mismo… hasta el día siguiente, cuando le dijo que «cómo se iba a interesar por alguien como ella». Marco, por aquel entonces, era el típico rubio angelical, seductor y rodeado de chicas allá donde fuese sin importarle lo más mínimo volar de flor en flor, día sí y día también. Pero, como se suele decir, «el tiempo pone a cada uno en su lugar» y, el día en que los cuatro decidieron irse a vivir juntos, la única que no dio saltos de alegría al respecto fue… Cora. Precisamente, por tener que pasarse las 24 horas del día viendo a Marco; aun así, la diminuta parte pragmática de su cerebro se impuso en ese momento, decidiendo que el grupo era lo primero. Y cual no fue su sorpresa cuando, unos meses después… Marco empezó a mostrar… cómo decirlo… ¿cierto interés por ella?

4. Jake y Jessica. «Con la fuerza de mi corazón» Luis Fonsi y Christina Valemi.

Dejamos las parejas atrás para dar paso a esos otros «dúos» de la saga que también atraen nuestra atención. Los hermanos Connell no han tenido un pasado fácil. Repudiados por su familia de Texas cuando solo eran unos críos  – Jake tenía apenas ocho años y Jessica seis -, el oportuno rescate de Deborah, directora de la Escuela de Salem, impidió que terminasen en algún tipo de instalación secreta de experimentación. Sin embargo, ninguno de ellos pudo superar nunca la desazón ni la sensación de desamparo que les produjo aquel episodio. De ahí que Jessica se volviese retraída, huraña, borde… y estudiosa. Su aprendizaje nunca tuvo la más mínima queja. Jake, por el contrario, se convirtió en un ser bromista y extremadamente sociable; probablemente, tratando de compensar las carencias de cariño por parte de su familia. Eso sí, siempre que se necesitaron mutuamente, los hermanos estuvieron ahí el uno para el otro.

5. Aldara y Marina. «Somos clan», El Rey León 2.

Las dos hermanas también han suscitado muchas preguntas y dudas a lo largo de los años. Aldara, única bruja y benjamina de la familia, fue enviada a Madrid cuando era muy pequeña por sus padres, que no estaban seguras de cómo gestionar la presencia de alguien con poderes, «diferente», en su hogar. La dirección de la Escuela de Londres no llegó a tiempo para impedir su envío pero, en contra de lo que se pudiera pensar, eso no fue un impedimento en la vida de Aldara. Esta aprendió un nuevo idioma y salió de su país, encontrando en Madrid la parte que faltaba para completar el puzzle de su vida: la magia. Igualmente, se aplicó con ahínco, absorbiendo todos los conocimientos como una esponja y esforzándose al máximo para que sus superiores, magos licenciados y consagrados, estuviesen orgullosos de ella. Pero lo que no esperaba era que, a los quince años, cuando su felicidad era casi plena… Su hermana apareciese en escena. Una llamada de sus padres, un viaje a Londres… y un retorno sentada junto a Marina en el avión sin cruzar media palabra. Y sin embargo, Aldara no se rindió e hizo que su hermana aceptase quién era, e incluso decidió enviarla temporalmente a Salem cuando ella fue allí a estudiar seis semanas.

Estos son los que se me ocurren de momento. ¿Tenéis alguna idea más? ¡Abrazos y buena semana! 😀

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