Buenas tardes, mis brujillos 😉
Una semana más, me dispongo a subir una reseña… Pero, esta vez, vuelve a ser literaria. Y aborda ni más ni menos que el «fenómeno de masas» llamado CINCUENTA SOMBRAS DE GREY.
La novela que voy a comentar es el primer tomo de la trilogía «Cincuenta Sombras», y cuenta la historia de una joven, universitaria, inocente y virginal que, a raíz de tener que sustituir a su mejor amiga y compañera de piso para un trabajo de la universidad, se ve envuelta en una extraña relación con el multimillonario y escandalosamente atractivo Christian Grey. Muy pronto descubrirá que no puede sacárselo de la cabeza pero que, igualmente, hay algo en él que no le suena del todo bien. Es un hombre enigmático, de costumbres un tanto excéntricas (por llamarlo de alguna manera) y plagado de… Sombras 😉 cincuenta, concretamente. AVISO DE SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ.
La verdad, opinando ya sobre la trama: me esperaba muuuucho más BDSM; al menos, después de oír a algunas amigas y conocidas – sí, uso el femenino adrede – comentar sobre la novela. Igualmente, al inicio de la novela la relación entre los dos se plantea como de dominación absoluta, Amo y Sumisa: sin ambages. Pero lo cierto es que en cuanto entra en juego la necesidad INMENSA del protagonista de redimirse mediante el amor – véase en esto una versión moderna de «La Bella y la Bestia», o al menos así lo enfoco yo -, la dureza del relato prácticamente desaparece, dejando sencillamente una novela erótica muy subida de tono, con cuatro o cinco escenas algo más sadomasoquistas que evidentemente tenían que salir por narices porque la novela tenía que ser casi pornográfica (o eso querían hacer creer).
Los protagonistas:
– Christian es un hombre rico, millonario y plagado de claroscuros. Siempre viste en tonos grises, blancos o negros – salvo los vaqueros gastados del «cuarto rojo» -, y es muy llamativo que tiene cambios de humor súbitos y radicales. Él mismo se confiesa como alguien que necesita hacer daño y dominar a los demás, a la vez que se considera intocable e inaccesible física y sentimentalmente. Él manda. Salvo cuando llega Anastasia Steele a su vida.
– Ana(stasia): a esta, hablando con el corazón, yo me la esperaba boba de remate y así es, pero parece que, gracias al cielo, al final de la novela le entra un poquito la cordura cuando Christian ya se pasa de la raya – que en realidad, se lo pide ella, pero bueno… alguna gracia tiene que tener la pobre -. La chica se plantea en el marco de la historia como un ángel redentor, alguien casi destinado a sacar a Christian de su oscuro abismo porque él parece rendirse a su «luz» – que no a sus luces precisamente – y porque ella se encabezona en hacerlo. Lo cierto es que, en algunas cosas – plano psicológico – me he sentido identificada por ambas partes, pero es cierto que, llegado el momento, creo que la gran mayoría de las mujeres de este mundo serían lo suficientemente cuerdas y sensatas como para darse media vuelta y mandarle a paseo al «señor Millonetis». Y bueno, si en vez de un ricachón fuese un señor normal y corriente que pasara por la calle, pues igual pensábamos cosas bien distintas que no darían ni para una página…
Aún así, el carácter de los personajes, citando una frase de Hércules de Disney: «más plano que un disco».
Y para terminar, quiero destacar la MALA REDACCIÓN de la novela. Aparte de que los libros en primera persona del presente de indicativo me empiezan a salir por las orejas (Crepúsculo, Los Juegos del Hambre, Divergente… y ahora este), debo decir que espero que los traductores se hayan esforzado por mejorarlo un poco al publicar en España. Va a saltos y las descripciones son mínimas o nulas salvo en el acto en cuestión que ahí se explaya que no veas.
Así pues, creo que siendo buena le voy a dar un 2,5 sobre 5 y va que se mata, con perdón de la expresión…
Saludos y hasta la próxima 🙂
Como de costumbre me encanta.
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No puedo estar más de acuerdo contigo Paula! Besos
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