Buenos días brujill@s del mundo 🙂 Qué duros son los lunes, ¿verdad? Bueno, esperemos que este post (algo retrasado en plazo, cierto, mil disculpas) pueda arrancaros una sonrisa para toda la semana 😉
Hoy vamos a reflexionar sobre el poder que la música tiene sobre nuestras vidas. Y es que este fin de semana he asistido a la boda de una persona muy importante para mí, a la cual, el destino ha querido unir a su media naranja (o naranja entera, según se mire y citando palabras del juez 🙂 ) a través de la música. Pianista él, pianista ella, unidos en profesión y matrimonio 🙂
Yo personalmente soy una apasionada de la música en general. Bueno, los que me conocen saben que hay estilos con los que no trago, y hay gente que no traga con los estilos que yo escucho – alguna vez me he ganado el apodo de inculta musical por este tipo de discrepancias, pero en fin -.
A lo que iba: la música es una parte muy importante de nuestras vidas. Está presente, nos acompaña a través de los altavoces o auriculares, dependiendo del momento y el lugar, y nos permite tener crearnos nuestra propia banda sonora día a día. O, en el caso de los escritores… la de nuestros escritos e historias.
Recuerdo que hace años, cuando las adaptaciones cinematográficas de Crepúsculo solo eran un mero proyecto, ya en la página web oficial la autora subió una serie de canciones a modo de BSO; una muestra de aquella música que le había inspirado a la hora de escribir.
Y es que escuchar música mientras se escribe, muchas veces, solo es un paso más hacia una mejor creatividad. Y sé que muchos escritores, curtidos o noveles, que lean esto, estarán de acuerdo conmigo.
Que tengáis una maravillosa semana y, citando a Gandalf el Gris, «hasta nuestro próximo encuentro».
Sed felices 🙂