¡Buena tarde, amores! A pesar de estar en una época de inpass bloguero para poder dedicárselo a Landeron y terminar el último volumen de la saga, como prometí aquí sigo trayéndoos la sección más ocupada hasta la fecha como son los «Lunes de cine» y en este caso nos vamos a un género del que soy menos fan en general, pero que en este caso me llamó la atención desde el tráiler mismo… 🤫 ¿Qué será lo que está ocurriendo en este remoto rincón de América y esas misteriosas muertes y desapariciones? 👽👻
Hace muchas décadas que en Estados Unidos sospechan de la existencia de seres de otros planetas y otros planos: seres verdes con platillos volantes, fantasmas, demonios… Todo lo que el folklore pueda dar de sí para asustar a pequeños y mayores y advertir de los peligros de adentrarse en ciertos lugares; pero cuando estos fenómenos aterrizan sin explicación sobre un pacífico valle de California y en particular el rancho de caballos de los hermanos Haywood. Todo empezará con la extraña muerte del padre de ambos, al caer una moneda del cielo a toda velocidad y atravesarle el pecho. Aparte, el el propietario de un parque temático cercano y antiguo actor infantil de una sitcom que terminó en desastre parece saber lo que ocurre e incluso intentar sacar provecho de ello. La cuestión es… ¿cuánto tardará este extraño fenómeno en hacer acto de presencia y terminar el trabajo de una vez por todas?
RESEÑA
Bueno, pues… Como indicaba al principio de la entrada, esta es una película que me llamó la atención desde que vi el tráiler, a pesar de no ser la mayor fan del mundo del cine de terror. Y es que sin quererlo, la estética desde el primer momento me recordó a muchas películas de M. Night Shyamalan (el único director de terror al que he sido capaz de «soportar» en mi vida y cuyas obras en general siempre me han gustado). «¡Nop!» es una historia que más o menos consigue mantener la atención del espectador y sobre todo la expectación por saber qué esta sucediendo.
Sí que diré que, en contrapunto, soy de las que esperaba que el misterio y la tensión psicológica durase un poco más y no se revelase ya «el pastel» en torno a la mitad de la película, momento en el que ya el argumento pasará de ser de cinta de terror a (literalmente) película de monstruos y cómo nos deshacemos del bicho. Que ojo, también me atraen ese tipo de películas, pero quizá no es todo lo que esperaba de esta en concreto…
También es cierto que jugaron algo con mis miedos infantiles y las pesadillas de infancia donde la oscuridad y las sombras que podían estar ocultas en ellas, sobre todo cuando aún permanecía el misterio sobre qué era lo que estaba acosando a los protagonistas. SPOILER: me dio muchísimo» yuyu» la escena en los establos cuando empiezan a aparecer los monigotes negros con caretas blancas que luego resultan ser los hijos del vecino disfrazados.
Por otra parte, siendo fan del mundo de la equitación me dio algo de ternura y angustia a partes iguales toda la implicación que tenía el hecho de que toda la acción se desarrollaba alrededor del rancho equino de los dos hermanos. No es una película escatológica (diría que sólo tiene una escena un poco más complicada de ver como es el hecho de ver al monstruo tragándose a la gente tras el espectáculo en el parque temático, pero en general no es una cinta que necesite grandes dosis de sangre y gore para funcionar. El miedo que impone el bicho en cuestión y lo incómodo que resulta en general (el concepto y la visión del mismo) sobran y bastan para tenerte encogido hasta el final de la historia.
Como hablaba con el amigo con el que fui a ver la película, quizá sí llama la atención en un plano más profundo y subyacente de la película, todo lo que es la trama centrada en el parque temático y el traumatizado dueño que vio morir a todos sus compañeros de reparto y al público de la sitcom en la que trabajaba por culpa de un chimpancé actor que se descontroló y sólo lo perdonó a él. Esa forma quizá de «entregar animales en ofrenda» a la criatura mediante el espectáculo más importante del parque tiene algo simbólico y místico al mismo tiempo que, como digo, incomoda y fascina al espectador al mismo tiempo.
Como detalle personal y particular, sólo diré que del reparto hay una actriz a la que de lo poco que he visto (y oído, porque es dobladora también) de ella la tengo todavía un poco atravesada: Keke Palmer. No me malinterpretéis, es muy buena actriz y trabaja muy bien, pero a veces considerando los papeles que ha hecho no sé hasta que punto todo lo que refleja es mentalidad propia o parte del papel, o es que algunos papeles se los hacen más a medida a lo que ella piensa y defiende. O eso, o que también le toca siempre hacer el mismo tipo de papel dicharachero y desenfadado (por ejemplo, comparando su interpretación aquí en persona y en doblaje en Lightyear...). Lo dicho, puede ser sobre todo apreciación personal 😉
Y diría que con esto no me queda mucho más que decir. Salvo por los efectos especiales del monstruo final y el chimpancé que sale al principio en flashback, a ojo diría que no es una película que tenga grandes cantidades invertidas en cuestiones de CGI o efectos espectaculares. Dentro de su trasfondo casi Cthulhiano, es una cinta muy con los pies en la tierra, con decorados sólidos y donde se ve que el equipo lo dio todo hasta el final.
Con todo lo dicho, creo que le pondría un 3.5/5 (la nota le baja mucho porque, como decía, me decepcionó bastante lo de saber tan pronto quién era el/la responsable de tanta movida 😛 ) y reitero que la recomiendo para fans de películas tipo «Señales», «El sexto sentido», «La joven del agua»… Todo el que sea fan de Shyamalan tiene dos opciones: o disfrutarla, o pensar que (efectivamente) Peele todavía tiene mucho que hacer para superarle 🙂
Y esto es todo por mi parte de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha así como mis redes sociales 🙂 Ah, y ¡no olvidéis comentar si os ha gustado la entrada! ❤ ¡Se os quiere!
El Rincón Escritor de Paula 