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Reseña nº 26: Aventuras de Sherlock Holmes (Sir Arthur Conan Doyle)

¡Hola un miércoles más!

Como podéis comprobar por el título y algunas de las reseñas precedentes, sí, este año me ha dado por los clásicos. Pero debo confesar que en este caso el impulso de leer esta novela, o este pequeño compendio de relatos sobre el detective británico más famoso se debe a que, sencillamente, me encanta. Últimamente estoy viendo la serie de la BBC protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman y, desde que descubrí el volumen que aquí reseño en una tienda de segunda mano, a pesar de que ya había leído otro de ellos hacía unos años, sentía el impulso de volver a seguir las peripecias del personaje original una vez más.

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Aventuras de Sherlock Holmes (Iberlibro)

En este caso, nos encontramos con siete nuevos casos, algunos más parecidos y otros totalmente diferentes: los seis Napoleones, la escuela de la prioría, los lentes de oro, Abbey Grange, los muñecos danzantes, la casa vacía y la ciclista solitaria. En todos ellos, Sherlock aplica su conocido ingenio deductivo para resolverlos, ayudado por su fiel compañero John Watson, y ambos se irán encontrando con situaciones de lo más variopinta que requerirán salidas de ingenio a veces más dramáticas y otras más divertidas.

Tras este breve preludio, paso a comentar mis impresiones: primero, que me sorprendió descubrir en el prólogo que el autor había estudiado en su día la carrera de medicina y que uno de sus profesores, el que los instruyó en la técnica deductiva, se cree que fue su inspiración para crear a Holmes; de hecho, cuando se comprueba que Watson es el que escribe los relatos en primera persona casa con la teoría de que el propio Conan Doyle podría estar adoptando ese papel y el profesor, el del famoso detective. Segundo, reiterar que mi escena favorita de todas las aventuras de Sherlock sigue siendo el acantilado de Reichenbach, ese emplazamiento de los Alpes suizos donde el autor trató de deshacerse de su personaje, cansado de él, pero sin éxito; puesto que en el relato de «la casa vacía» se comprueba como Holmes vuelve de una muerte fingida para explicarle a Watson todo lo sucedido 3 años después. Lo cierto es que este momento no me sorprendió lo más mínimo, ya que se ha representado anteriormente en películas (Sherlock Holmes: Juego de Sombras) y series (Sherlock). Igualmente creo que, dentro de esta edición en particular que cayó en mis manos, es mi relato preferido porque vuelve a mencionarse al profesor Moriarty, del que se dice que podría ser simplemente una segunda personalidad de Sherlock y no un ente real.

Ah, bueno: de antagonistas decir que he echado en falta algún relato en el que apareciese Irene Adler, la única mujer por la que Holmes muestra algún interés a lo largo de su carrera y que tiene como particularidad ser capaz de competir a nivel intelectual con él. Igualmente, ninguno está en mi podio al nivel de Watson que siempre ha sido mi ojito derecho 🙂 De secundarios me ha gustado ver a Lestrade de nuevo y he echado ligeramente en falta a Mycroft Holmes.

También decir que me ha complacido recordar con estas páginas que Sherlock Holmes no es en absoluto un antipático ni un asocial al estilo que nos lo venden últimamente. Por ejemplo, en la serie de la BBC hace comentarios como «salude a la señora Hudson al salir; le gusta sentirse integrada«. En las novelas, sin embargo, se destaca que Sherlock tiene un don especial para que las mujeres confíen en él y le cuenten cosas, aparte de que es un caballero siempre que se encuentra con algún cliente. Cierto que algunas respuestas pueden ser algo cortantes, pero nunca son insultantes hacia el interlocutor. Aunque, como comentaba el otro día con un amigo, es muy posible que el cambio de época entre las novelas y las series actuales (por ejemplo, la de la BBC) hagan que el aislamiento de Sherlock se haya acentuado con las nuevas tecnologías y haya incrementado su falta de empatía y de cercanía hacia la sociedad. Puesto que, actualmente, si quieres investigar algo… ¿vas a la biblioteca o a hablar con los implicados, o lo buscas en internet? Me parece una interesante teoría sobre la que reflexionar.

En esta novela también es cierto que no se menciona en ningún relato la supuesta adicción de Sherlock a las drogas, pero siendo solo siete relatos cortos (hay que recordar que inicialmente se publicaba en folletines periódicos y el propio Conan Doyle no quiso escribir novelas largas por temor a aburrir a sus lectores) es posible que, igual que en el caso de miss Adler, no se pueda tener todo y relatos al respecto se encuentren en otros volúmenes.

Por último, decir que aparte de que algunos relatos a veces se me hacían tan rápidos que me quedaba con ganas de más (soy muy de novela más que de relato corto así que supongo que eso es pura manía personal) o algunos finales eran un poco predecibles, la pega que puedo poner son las erratas de escritura al traducir, como «explicción» en vez de «explicación» o «estubo» en vez de «estuvo». También me he encontrado más de un «en seguida» pero eso ya no sé si atribuirlo a que la edición es de 1971 o a un descuido del traductor.

Así pues, le pongo un 4.75/5 ¡y nos vemos la próxima semana! 😀

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