¡Buenas un viernes más, lectores! Hoy os traigo una reseña atípica, al estilo de la que subí a finales de 2016 (Wakfu), ¿os acordáis? Pues en este caso, cambiamos de estilo y de rango de edad, aunque continuamos en el mundo de la animación. Y para rematar la faena, decir que esta serie emitida en Netflix de la que hoy os hablaré tiene visos, después de tres temporadas y de haber sido elegida como la número 1 en el Top 10 de series de 2016 de El País, de dar mucha guerra en el futuro. Con Will Arnett y Aaron Paul como cabezas de cartel (en voz, porque son dibujos animados) y productores, la cosa promete, ¿verdad?
Si nos centramos en la sinopsis, se puede resumir rápido: un famoso actor de sitcom de los 90 se ha pasado los últimos 20 años sin hacer absolutamente nada por su carrera. La fama y los excesos han hecho mella en él, convirtiéndole en apenas una sombra borrosa de lo que fue. Pero el día que decide escribir su biografía y conoce a Diane Nguyen, su «escritora fantasma», todo su mundo dará un giro de 180º. ¿Cuál es la gracia del asunto para que haya tenido tanto éxito, diréis? Pues os diré el motivo principal: la originalidad de crear una sociedad estadounidense en la que los humanos corrientes conviven con personas… con cabezas de animales. De ahí que Bojack Horseman, como veis en el cartel, sea un hombre con cabeza de caballo, pero se le considere como uno más. Eso sí, los chistes sobre animaladas están a la orden del día.
Y aquí es cuando empieza lo realmente divertido. He decidido explicar esta serie a través de los pecados capitales, ¿os animáis a descubrirlos conmigo? ¡Comencemos! 😀
- Lujuria.
El mundo de Hollywood, como todos sabemos o la tele nos muestra, es un mundo luminoso lleno de estrellas. Pero lo que pocos saben es que, debajo de esa superficie brillante está una densa oscuridad. Y un alto porcentaje de la misma está ocupada por los excesos y la desinhibición de hacer lo que a uno le place con quien le place. Bojack además nos muestra que el sexo, en las altas esferas hollywoodienses, tiene el significado estricto que cada uno le quiera dar. Generalmente, como un mero trámite o entretenimiento, ya sea en un coche o en una cama, y cuando dejas de ser una estrella de carrera fulgurante… si te he visto no me acuerdo.
- Pereza.
No se puede decir que Bojack no intente salir a flote. El hombre, mal que bien, tiene intención de mejorar, de ser una buena persona, de dejar el alcohol, de conseguir un papel que de verdad lo consagre como actor… Pero cuando la cosa no se le tuerce por motivos ajenos, es él mismo el que abandona los proyectos. Solo hay uno que realmente le motivará a lo largo de las temporadas y por el que tratará de salir adelante: ser el protagonista del biopic de Secretariat, el gran caballo de carreras. Que, para quien no lo sepa, fue un caballo real y adjunto foto debajo 😉
En cuanto a sus relaciones personales, este y el último pecado serán los que más afecten al protagonista: tras una infancia plagada de maltratos psicológicos y a veces físicos, el Bojack cincuentón tiene miedo a establecer relaciones sólidas con cualquier persona. Ni siquiera Todd, que vive con él, se puede considerar que tenga algo de influencia en él en ese sentido aunque esté siempre ahí a su lado. Diane, Wanda o Princess Caroline son otros tres ejemplos claros de que a Bojack le da «pereza» (cuando no un miedo aterrador) establecer vínculos con aquellos que le rodean y se preocupan por él.
- Gula.
Este pecado lo orientaría más en un sentido figurado. Bojack Horseman, como serie, supone una crítica ácida y contundente a la sociedad tanto estadounidense en general como aquella privilegiada y perteneciente a la industria del cine americano. La gula, en este caso, viene representada por la necesidad de la mayoría de los personajes de ser alguien, de llegar a la cima, de ser los mejores, los más famosos y los más reconocidos en su ámbito. Eso, sin importarles un cuerno por encima de quién tengan que pasar o qué tengan que hacer para conseguirlo. Generalmente, lo hacen borrachos o drogados, hay que ser francos… (quien haya visto la serie, se acordará del episodio de la famosa D). Quizá el mejor exponente de este pecado en la serie, de momento, sea la tercera temporada. Hasta ahí puedo leer…
- Ira.
Hay que reconocerlo: Bojack pierde los papeles fácil y rápidamente. Aparte de muchos otros defectos (y bondades, que en el fondo las tiene), es una criatura fácilmente irritable y con poca paciencia en general para las cosas, sobre todo las importantes. Es impulsivo, independiente y le gusta hacer las cosas a su manera sin importarle lo que puedan decir u opinar los demás. No tiene pelos en la lengua y casi siempre suelta lo que piensa de la gente, especialmente cuando está molesto con ellos.
Ah, y la cosa empeora en el capítulo que haya drogas y alcohol de por medio, que los hay…
- Envidia.
Otro de los pilares criticados de la vida en la luminosa Los Angeles. ¿Que tú tienes un papel estupendo y te lo ha contratado esa agencia? No te preocupes, mi agencia va a hacer lo posible porque aceptes otro papel con la mía que nos dará mucho más dinero. Aquí, quizá la que más envuelta está en embrollos es Princess Caroline, una agente entrada en los cuarenta años cuya vida ha girado durante demasiado tiempo alrededor de Bojack y que ahora se plantea intentar escalar por sus propios medios en el mundo del espectáculo, llegando a convertirse en la gran agente que siempre soñó ser. Pero ni su querido Bojack ni sus competidores van a ponérselo fácil…
En el caso de Bojack y otros artistas de su generación venidos a menos, muchas veces su única forma de alcanzar de nuevo esa notoriedad perdida es haciendo locuras. Es el caso de Sarah Lynn, su antigua compañera de andanzas en «Horsing Around», su famosa sitcom de los 90, cuyos excesos a lo Lindsay Lohan hacen que coleccione fichas policiales casi diariamente. Y aunque se lo digan, ninguno de ellos será consciente de cuál es el verdadero camino hacia la fama o lo verdaderamente importante en la vida hasta que sea demasiado tarde.
- Avaricia.
Un poco en el mismo hilo de lo anterior, en Bojack vemos una sociedad totalmente consumida por la avaricia: el mejor coche, la mejor pareja, la mejor película, el mejor premio, el mayor reconocimiento, la mejor fiesta… Y todo para que al final te pregunten: «Y ahora que lo has conseguido, ¿cuál es tu siguiente paso?» Y nadie, absolutamente nadie, sepa responder a esa pregunta si no es con un «pues no sé, ya veremos». Filosofía de «vive rápido, muere joven».
- Orgullo.
El último y mayor pecado de Bojack Horseman. Las oportunidades, en la mayoría de los casos, flotan alrededor de la cabeza del protagonista, ofreciéndole grandes salidas o incluso que la gente lo vea como realmente es, un ser humano (sí, aquí todos son seres humanos) como los demás; pero a Bojack le preocupa más seguir teniendo una imagen que conservar. No quiere que se vea realmente que es alguien vulnerable y con problemas del día a día, prefiere esconderse tras una fachada de artista famoso con problemas de bebida y drogas. Puesto que, al fin y al cabo, ¿no es lo que tienen la mayoría de los que son como él? Eso sí, retomando la envidia, no puede soportar que por ejemplo a Mr. Peanutbutter parezca irle todo bien, cuando realmente él también tiene problemas para encontrar trabajo después de haber sido, al igual que Bojack, una estrella de los 90. Y creo que en este sentido el caso más sonado hasta ahora de la serie es su relación con Wanda, donde el orgullo le impide decirle realmente lo que siente por ella o dar un paso más en su relación.
Así pues, tras esta breve reflexión sin demasiados spoilers (he intentado moderarme y focalizar 😉 ) os recomiendo que no rechacéis esta serie solo porque los personajes son humanos con cabezas de animales o porque sea de dibujos animados y parezca que eso es de «niños». Nada más lejos de la realidad: Bojack es una serie para adultos, que creo que disfrutarán todavía más los que hayan seguido la evolución de Charlie Sheen en estos años (es totalmente él para mi gusto aunque lo doble Will Arnett, además la voz de doblaje en español es la misma que la del actor en «Dos hombres y medio»). Mis compañeros escritores también se sentirán muy identificados con Diane (si alguien ha visto Mad Men, su voz de doblaje es la mujer de Peter, que además dobla a otros personajes en la serie y os aaseguro que os dejará con la boca abierta con su registro vocal) y casi todos los que hayan visto Breaking Bad y tengan amor a Aaron Paul van a empatizar con Todd rápidamente. Eso sí, para captar algunos de los chistes es mejor ver la serie en versión original (incluso sin subtítulos se entiende de lujo) y estar al día de temas de famoseo o sobre animales 😉
Whaaaaaaaat do you think, guys? 😉 Have a nice weekend!