¡Buena tarde, ratones! Para los amantes de las series, no me odiéis, sé que llevo mucho tiempo sin actualizar la sección de los viernes… O más del que me gustaría. Sin embargo, hoy espero daros una alegría, porque vengo con una reseñita de una historia que me ha sorprendido gratamente de principio a fin… Y que ha sabido sobrevivir a los cambios del COVID en Hollywood :) ¿Os venís a conocer a la familia de antihéroes más disfuncional de Nueva York? :) ¡Arrancamos!
SINOPSIS
Hace 30 años, el mundo fue testigo de un fenómeno sin precedentes: siete mujeres, en distintos rincones del planeta, dieron a luz a siete niños y niñas sin aparente conexión entre ellos… o al menos, esa era la versión oficial. Lo que nadie sabía es que todo formaba parte de un elaborado plan del magnate Sir Reginald Hargreeves para alcanzar sus propios fines.
Tres décadas después, la muerte de Sir Reginald reúne a sus hijos, quienes descubren que un oscuro futuro se cierne sobre la humanidad. El fin del mundo está cerca y parece que nadie tiene la capacidad de detenerlo… ¿O tal vez ellos son la última esperanza?
RESEÑA

Bueno, pues sin duda tengo que decir, desde ya —y lo veis por la nota 😉— que esta es una de las series que máááás me ha gustado en los últimos años, de principio a fin. Si recordáis, ya tuve un primer acercamiento a comentar esta historia allá por sus comienzos hace seis años (podéis leerlo aquí), pero ahora toca analizarla con todas las de la ley.

Lo primero que destaco es su consistencia a lo largo del tiempo. Primero, en la trama —aunque sea distinta a la de los cómics, según he oído, ya que no he leído el material original—. Segundo, en el ritmo de las temporadas. Y tercero, en el tono general de la historia.

Es verdad que algunos podrían pensar que esta historia ya está «muy vista», porque últimamente, fuera del MCU y DC, lo que más abunda son los antihéroes, cuanto más urbanos, mejor. Pero esta serie se desmarca por algo fundamental: logró pasar la fase COVID y la ola de «cambios políticamente correctos» de Hollywood sin perder su esencia, sin cambiar una coma. Supieron llevar el timón con una mano firme pero flexible, sin derrapar en curvas innecesarias.

Los hermanos Hargreeves son un gran ejemplo. No llegan al disparate de Doom Patrol, pero tampoco al salvajismo de The Boys (que no reseñaré, ya aviso, porque la abandoné tras la segunda temporada…). Diría que es una serie de jóvenes adultos, más tirando a adultos que a jóvenes (adolescentes). Aun así, cumplen con muchas de las claves del género: son ex superhéroes, antiguos salvadores de la humanidad, caídos en desgracia y olvidados, sobre todo tras rebelarse contra su «padre» o «creador». Y aviso: su historia no acaba del todo bien, o al menos no como una trama más luminosa lo haría.

Los siete protagonistas están bien definidos y parten de una base sólida. Cada uno tiene sus habilidades o poderes, un pasado compartido complicado y un presente más o menos brillante —más bien menos, en la mayoría de los casos—, pero todos están conectados por un hilo común que no pueden cortar: Reginald Hargreeves, y todo lo que hizo con ellos desde su nacimiento.

La historia se va desgranando poco a poco. Las dos primeras temporadas se centran más en huir, pelear contra los agentes del tiempo y detener el apocalipsis. Pero no se pierde el hilo de fondo, ni aunque algunos personajes tengan más chispa que otros. Capa a capa, se va revelando la verdad detrás de la identidad de Hargreeves, y ni siquiera descubrirla te saca de la historia. Al contrario, le da un propósito a la última temporada, en la que —aunque intuía lo inevitable— no podía evitar rezar para que no ocurriera.

Y sí, tengo que remarcar que la transición de Vanya a Viktor (de Ellen Page a Elliot Page) me pareció muy bien llevada. Natural, fluida y sin forzar nada. Se le dio su momento, como es lógico, pero la integración del personaje fue tan orgánica que no necesitó justificación. Viktor aparece, se presenta a sus hermanos, le dicen «OK», y todos siguen con lo importante: salvar el mundo. Así da gusto.

Hablando de personajes, para gustos, colores. Yo soy fan absoluta de Diego, Cinco y Klaus, seguidos por cierto afecto a Luther y Ben (aunque en la última temporada dan ganas de darle dos tortas…). La que menos me convence es Allison. Su actitud de «yo lo valgo porque soy actriz y sé más que nadie» me resulta bastante antipática. Mira, que no.

En cuanto a relaciones, soy muy fan del tándem Diego-Lila y su dinámica enemies to lovers, que acaba formando una familia con momentazos entre lo tierno y lo cómico, siempre con un pie en la realidad. Lo de Luther con su «hermana» alternativa me dio pena, pero bueno. Y lo de Viktor actuando emocional y románticamente como un hombre me sacó una sonrisa, sobre todo porque las mujeres con las que estaba le reclamaban más atención como si fuera de lo más normal 😅

Y por último —pero no menos importante—, jamás volveré a escuchar «Baby Shark» igual, gracias a esta serie y a Gabriel Iglesias 😂 No sé en qué parte de mi cerebro se ha instalado, pero ya no se va. En definitiva, si os van las tramas con secretos familiares, un toque de sangre, ciencia ficción, viajes en el tiempo, superpoderes y un humor negro rocambolesco que no pasa desapercibido, esta serie es para vosotros ;)
Y esto es todo por mi parte, de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha, así como en mis redes sociales :) Ah, y si os ha gustado la entrada, ¡no olvidéis darle a la estrellita! ⭐ ¡Os quiero! ❤️



