¡Buena tarde, amores jugones! ¿Cómo estáis? Yo por aquí terminando el mes con el mejor ánimo posible y con ganas de hablaros de un juego que algunos dirán que «no me lo he pasado», pero que debido a su naturaleza indie creo que es de los que todavía le queda mucho camino por recorrer y quizá algún día retome esa segunda gran fase del mismo. ¿Nos vemos en la granja? 🙂 🐄🐑🐏🐓🐐🐖

Hay cosas que en la vida no se pueden prever y sorpresas a la vuelta de la esquina que jamás imaginabas recibir. Sin embargo, de primeras esa carta con la herencia del abuelo parece una broma: ¿una granja? ¿En un pueblo perdido en medio de ninguna parte? Con tu vida de urbanita, lo último que te planteabas era la opción de vivir en el campo… Sin embargo, dadas las últimas circunstancias en tu vida, quizá sea el cambio de aires que necesitas para empezar de cero y buscar una nueva forma de encarar el futuro. Y es que Ciudad Pelícano tiene más secretos, misterios y aventuras por vivir de las que jamás hubieses imaginado. El comienzo, como siempre, es esa única semilla plantada para que crezca y dé sus frutos… ¿Estás preparado?
RESEÑA

Bienvenid@s tod@s pues a mi pequeño rincón dedicado a la vida en Ciudad Pelícano y el Valle de Stardew. No, no tiene traducción al español en este caso, pero no importa. Este juego si soy sincera lo conocí sobre todo porque mi marido jugaba desde hace tiempo y me lo había recomendado bastante; aunque sí que es cierto que no lo tomamos por fin por las riendas hasta que no salió una oferta decente de precio y tanto yo como nuestro tercer amigo y «cómplice en el crimen» para jugar en cooperativo nos lo compramos.

Como decía, tampoco es un juego que considere que me haya «pasado» hasta sus últimas consecuencias, porque reconozco que al final nos cansamos un poco al llegar a cierto punto del mismo. En resumen, completamos lo que se consideraría la misión principal del juego -y nada fácil, por cierto-: terminar el centro cívico y derrotar al malvado «JoJa Mart» que quería hacerse con el control del pueblo mediante sus ventas agresivas y de gran cadena de supermercados (no lo digo yo, es que es así, que nadie me mire raro…).

Para esto, como decía, hacen falta más horas de las que parecen y en el fondo te encuentras con un juego de recogida de recursos y uso de los mismos para ir evolucionando, mejorando y desbloqueando logros y posibilidades. Empezando de cero con tu primer campo de producción, poquito a poquito puedes ir haciéndote un nombre y haciendo que tu granja vaya creciendo y ganando dinero, incluso teniendo animales a los que tienes que dar mimitos todos los días para que produzcan y te den «regalos» como plumas, patas de conejo…

La verdad es que una de las mejores cosas que tiene el juego es precisamente la estética. A algunos de mi generación, seguramente, les recordará a los juegos de Pokémon de nuestra infancia y adolescencia, aunque con un estilo más desarrollado y perfeccionado dentro de lo que son pixel-arts. Sin embargo, no sabría deciros si es eso o la misma dinámica de las interminables partidas, que todo en Stardew Valley te da sensación de comodidad y calma. Es un juego en el que por regla general no hay prisa, puedes tomarte tu tiempo y la única norma estricta es no estar en la calle a las 2 de la mañana, porque te caerás desmayado de cansancio y pueden venir a robarte…

Las mecánicas en particular son bastante simples y en general diría que es cuestión de organizarse bien para avanzar. Por supuesto, una partida individual avanzará más lenta que una colectiva (hasta cuatro personas) puesto que las tareas las tendría que hacer siempre el mismo en vez de delegar en otros, pero creo que es un juego en general en el que las horas se pasan volando y casi no te das cuenta. Además, tampoco tienes límites de tiempo como tal, puedes tomarte tus dís y tus estaciones -cada una de un mes, me hace gracia- para llevar a cabo tus objetivos.

Otra cosa que me gustó y me pareció que equilibraba bastante el juego, aunque a veces podía engañar, era la posibilidad o no de cultivar ciertas cosas en una estación y en otra no. De primeras, en el cambio de estación se suele ver cómo los campos «desaparecen» o se desgastan y hay que volver a ararlos, cosa que también te obliga a planificar y decir: «primer día de estación, sólo cultivar». Porque, además, ciertos cultivos tardan más que otros en crecer y poder recolectarse, así que hay que ver bien cuándo cultivar cada uno y qué merece más la pena en cada ocasión.

Por último y quizá como nota más divertida, otra de las cosas que puedes hacer en el juego aparte de cultivar, criar animales, irte al bosque a por madera, a la mina a picar o a pescar en distintas partes del mapa, es… ¡Socializar! 🙂 Efectivamente, esto entra dentro de los logros de Steam para el juego, pero también te ayuda a desbloquear assets que necesitas para cumplir ciertos requisitos dentro del juego. Para socializar hay varios niveles: primero, hablar con los vecinos, lo más simple. Segundo, dar regalos que les gusten o incluso les encanten, lo que subirá tus niveles de afinidad de forma más o menos rápida.

Ya cuando estés en cierto nivel de afinidad con un(o) (o más) personaje (s), puedes pasar al siguiente nivel mediante la entrega de determinados token y objetos especiales. En este caso, los hay más fáciles y menos fáciles, digamos. Dependiendo de lo que le guste a ese personaje que te interesa -que por supuesto tiene que entrar en la categoría de solter@s, no te esfuerces por complacer a tope a un(a) casad@, porque salvo una gran amistad nadie llega a ningún sitio con eso. Esto no son «Los Sims»-, podrás conseguir esos regalos antes o después en el juego.

Yo reconozco que por desconocimiento -y un poco por lo que yo llamo «encoñamiento de mi adolescente interior- me fui a por uno de los más complicados de juego… Álex. Sí, por mucho que algunos se rían, me dio por apostar con mi personaje a este rebelde sin causa y jugador de fútbol americano frustrado y con traumas familiares pasados. En el camino, descubrí que no sólo él sino casi todos los personajes tienen alguna cuestión pasada que les hace ser como son, sobre todo hablando de l@s solter@s, y está muy bien porque son secundarios complejos dentro de lo que cabe y eso le da más inmersión al juego como tal. Por supuesto, si jugáis en cooperativo, las risas con respecto a las elecciones de cada uno en cuestión de pareja están aseguradas.

Después de casarte (y quizá de terminar el centro cívico como comentaba al principio de la reseña= reconozco que el juego se puede volver algo más aburrido. A esas alturas, en general, ya deberíais tener una granja bastante completa y es posible que incluso os pase como a nosotros tres y no demos abasto con todos los campos y sistemas productivos que teníamos. Aparte, parece que ya lo que son los objetivos de mejora se ralentizan un poco y en el fondo las siguientes cosas que puedes aprovechar en el juego son más para conseguir logros y explorar… Si te da tiempo, como decíamos.
De cualquier forma, reconozco que este es uno de los mejores juegos que he podido disfrutar en el pasado año. Han sido muchas horas, pero muy bien invertidas y con mucha diversión y ternura a partes iguales. Por todo esto, creo que le voy a poner un 4.5/5 y esto es todo por mi parte de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha así como mis redes sociales 🙂 y ¡no olvidéis comentar si os ha gustado la entrada! ❤ ¡Os quiero!
