Buenos días, cinéfilos.
Ante todo perdonad el abandono del blog, ya sabéis que cuando tengo épocas más intensas de trabajo no saco tiempo para ponerme a hacer reseñas… Aunque sí para recopilar material, algo que espero que veais reflejado muy pronto 🙂
La forma del agua (Filmaffinity)
Centrándonos en la sección de hoy, ¡SÍ, HE VUELTO AL CINE! Y lo he hecho con una película a la que le tenía muchas ganas desde que supe de su existencia. ¿Concretamente? Desde que me dieron la magnífica noticia de que Guillermo del Toro, tras 25 años de espera, por fin había logrado su primer Globo de Oro. Para mí eso fue una señal clara, aparte de por ejemplo toda la promoción que se le dio a «Bright» en su día, de que por fin la cultura fantástica está alcanzando la posición de respeto que se merece.
Reseña para mayores de 14 años
«La forma del agua» nos cuenta la historia de Eliza Expósito, una joven limpiadora muda que trabaja en el turno de noche en unas instalaciones gubernamentales de Estados Unidos donde se desarrolla, entre otras cosas, una carrera espacial contrarreloj para ganar a los rusos en plena Guerra Fría. Su rutina diaria es siempre la misma: levantarse, masturbarse, cocinar su almuerzo y salir con su vecino y mejor amigo al que le atraen los jóvenes camareros del restaurante de tartas al que van todos los días, antes de entrar a trabajar. Al menos, hasta que una extraña criatura llega a las instalaciones y Eliza descubre que, al margen de lo que Strickland, el jefe de seguridad del complejo, pueda pensar, ese ser es más próximo a los humanos de lo que parece.
1. Historia de amor a lo «Bella y Bestia»
Por comentarios con gente de mi entorno, el trasfondo, el germen de esta película, estoy de acuerdo que tiene ese punto de romance imposible entre humano y criatura
fantástica, aunque sea en un ambiente muchísimo menos glamuroso y palaciego. Al contrario, como decía Guillermo del Toro, Eliza es un personaje «del otro lado» de la sociedad; no es una heroína ni una «princesa» al uso; pero, de alguna manera, lo es. Y el hecho de que sea incapaz de hablar desde siempre no impide que sea capaz de transmitir sus sentimientos a través de su expresión corporal. Sin duda, uno de los grandes puntos a favor de la película.
2. Cotidiano y fantástico.
El ambiente y la música de este filme son también elementos a destacar: años 60 en Estados Unidos mezclado con un aire soñador a lo «Amélie» encarnado, por un
lado, por la silenciosa pero expresiva protagonista; por el otro, por su vecino, artista, bohemio y, dicho sea de paso, rodeado de gatos (ese detalle me encantó, soy fan de los gatos… :P). Y en medio de todo eso, una criatura que hasta la fecha solo existía en el imaginario colectivo, con inteligencia pero sin habilidades para hacerse entender por aquellos que pecan de ignorancia absoluta y, como siempre pasa, temen a lo desconocido y a lo que no pueden explicar.
3. Es Guillermo del Toro… y no lo es.
Me explico: entre el terror y la fantasía, todos los que conocemos la obra de Guillermo del Toro estábamos como locos por ver esta película que además había conseguido tantísimo reconocimiento por parte de la crítica y la academia del cine estadounidense. Y quizá aquí viene una de las cosas que más pueden sorprendernos: no es un Hellboy, no hay cifi de la de Pacific Rim; quizá, se aproxime más a El laberinto del fauno. Pero lo que creo que para los reticentes ha sido la guinda que lo ha encumbrado ha sido ese aire… No sé, ¿indie? ¿fuera de lo corriente pero dentro de la concepción artística de esas películas como las que mencionábamos, Amélie y compañía, que se enrevesan de una manera más «artística»? No sé, eso reconozco que me dejó rumiando un buen rato. ¿Por qué ahora, si Guillermo tiene talento creativo de sobra y lo lleva demostrando años?
Para mí, aunque me ha gustado, reconozco que no es mi película favorita de él (y no voy a decir cuál lo ostenta porque me van a llover los «inculta» y «no tienes ni idea», pero en fin…), pero me alegra que por fin se haya reconocido el talento a una película de este señor y de fantasía urbana, cercana al espectador de a pie. Ojalá que con esto se empiece a desmitificar la FANTASÍA como género de consumo rápido, de «usar y tirar» y de mero entretenimiento.
¿Acaso los cuentos clásicos no nos han enseñado nada a lo largo de los siglos?
Yo, por mi parte, le pongo un 3/5 y os dejo que lo reflexionéis hasta la próxima entrada 🙂
¡Besos mil!