Buenos días a todos.
Tras varias semanas de apenas sacar huecos para leer, por fin puedo traeros la reseña de una novela que tengo que agradecer a mi editorial, Nova Casa, que accediese a enviármela. Puesto que, aparte de haber conocido en persona a Sofía Dalesio, compañera argentina de profesión y editorial, en el evento que se organizó el pasado 6 de febrero en Vallecas, «Pateando las calles/Pateando las redes», me interesaba hincarle el diente a esta historia; la primera, admito, de una autora que comenzó en Wattpad pero ya se ha hecho un merecido nombre en papel.
Emma Stonem es una chica normal de la alta sociedad británica del siglo XXI; tras la muerte de su padre hace años, vive en un apartamento de la City junto a su madre, agente de modelos, y su ayudante. Su hermano Ethan, en cambio, apenas pasa por casa ya que siempre está estudiando fuera.
O al menos eso es lo que Emma cree.
Puesto que el día que Thomas, Klaus y el MI6 aparezcan en su vida para que ayude a encontrar a un desaparecido Ethan Bright, Emma descubrirá lo peligrosa que en el fondo va a resultar ser la genética de su familia.
Una familia, en otras palabras… de espías.
Entrando en la reseña, de esta novela tengo que destacar puntos buenos y puntos no tan buenos.
Lo MEJOR
Cómo está preparada la trama.
Así como decía la autora, llega un momento que empiezas a estar tú mismo paranoico al caminar por la calle, viendo pistas, acertijos y gente observándote por todas las esquinas. Los puzzles están muy bien creados y no desentona el hecho de que Emma sepa ser casi una espía altamente cualificada desde el primer momento. Como explican, ya se ha ocupado Ethan de ir dejándole esas miguitas de pan para que fuese siguiendo su camino y pudiese, en caso necesario, acudir en su rescate como finalmente se revela que debe hacer en esta novela.

Lo «MALO»
Primeramente, el desarrollo y la alternancia de tramas espionaje/romance adolescente.
No es la primera vez que me pasa con una novela. Ese momento en que hay una trama interesante de fondo pero el autor acaba divagando por otros derroteros más centrados en la personalidad del protagonista y al final, entre reflexiones y diálogos más densos de lo necesario, el interés sobre la novela se diluye.
Así, tampoco he llegado a empatizar ni con Emma ni con su acompañante, el señor Klaus. Casi me gustaba más que se tiraran pullas que cuando Emma de repente se dio cuenta de que había perdido su divina influencia sobre cualquier hombre para hacerlo casi su esclavo mental y él había logrado enamorarla por completo. Entre eso, y que en medio de un momento pre-acción de espías Emma se ponga a criticar reiteradamente que Klaus haya metido un traje de Yves Saint Laurent en una maleta… (que sí, es un delito, lo reconozco, pero no era el momento). Creo que es lo que más me hacía poner los ojos en blanco: los momentos «estelares» de Emma, ya fuese recitando a Romeo y Julieta (que el algunos momentos se hacía algo pesado) o estallando como una fashion victim consentida al uso de dieciséis años (que al principio de la novela intentan camuflarte que lo es, pero se ve a la legua y llega un punto en que ya no resulta tan gracioso sino que llega al punto de ser hasta detestable).
Entre todo esto y los pocos ratos que tenía para leer, acababa sintiendo que no avanzaba en la lectura, que me estancaba en esos dimes y diretes y que ni saltándome párrafos terminaba de llegar a ningún punto. Quien sabe si teniendo más tiempo seguido para leer hubiese conseguido darle mejor empujón.
¿El final? Bastante predecible, aunque emotivo.
Mi valoración por todo esto sería un 3/5. ¡Nos vemos en la siguiente!