¡Hola brujines!
Este viernes, en vez de sesión cinéfila, toca una crítica teatral muy muy especial. Probablemente muchos habéis visto ya este musical, os ha impactado y os ha emocionado… Ya sea en Madrid, Londres, Broadway… donde haya sido. Es un musical que marca un antes y un después.
Sí, exacto.
Estoy hablando… de «El Rey León».
Los que hayan visto la película Disney sin ver el musical no se encontrarán con apenas nada nuevo. La trama es la misma: el joven Simba, heredero a la Roca del Rey y futuro rey de la sabana, es un leoncito descarado y ávido de aventuras. Su padre, Mufasa, severo pero bondadoso, trata de hacer de él un auténtico heredero. Pero junto con su mejor amiga Nala, el joven príncipe no hará más que meterse en líos… Hasta el día en que su padre muera a causa de un accidente y se vea obligado a huir.
Diferencias con la película:
1. Son personas, obviamente, disfrazadas de animales. Punto a favor: el manejo de las máscaras es sublime, así como el de los disfraces (elefantes, jirafas…) y muñecos (Zazú y Timón). Las únicas que no me convencieron fueron las gacelas y los antílopes, lo confieso.
2. La música: ahí iba mi mayor miedo y quizá por ello he estado renegando de ir hasta que me han puesto la entrada en las manos como regalo de cumpleaños – junto al regalo de bodas de mis primos y el cumpleaños de mi padre, que nos hemos ido a juntar todos casi en el mismo mes natural 😛 -: las canciones. Para alguien como yo que se declara fan absoluta de cualquier BSO Disney, que las llevo en Spotify, en el MP3 o en donde sea; que las canta de corrido con o sin música y que ha crecido con ellas… El hecho de enterarme poco después del estreno inicial del musical en Madrid, de que iban a cambiarme las letras… confieso: me echó atrás. Pero también admito ahora, humildemente… ¡que mientras estaba en el teatro ni me acordé de las letras originales! La música de fondo, obra del gran Hans Zimmer, acompañado por la composición de Elton John y Tim Rice – compositores originales de la película – hacía que olvidase casi hasta que me encontraba en un teatro en plena Gran Vía. Igualmente, hay algunas canciones más aparte de las de la película, incluyendo alguna de la segunda como «Él vive en ti»… Pero los solos de Nala y Simba, respectivamente, me encantaron porque de fondo tenían la banda sonora original (la canción sin letra «Bajo las Estrellas», por ejemplo)
3. La duración: obviamente, con intermedio y todo, son casi tres horas. Pero como si fuera una. Te quedas con ganas de más.
Y un último punto favorable: cantar y bailar así hace tiempo que no lo veía en un musical.
Así que solo me queda decir «bravo» y darle un 5 sobre 5 porque, de verdad, es magistral.
PD: mis favoritos Zazú, Timón, Scar y ¡la vieja Rafiki! 😛
¡Hasta la próxima brujines!
Una respuesta a “Crítica teatral nº2: El Rey León”