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Viernes de series: Desencanto

¡Buena tarde, ratones! Espero que estéis bien. Hoy nos toca traer una nueva serie a la palestra, una historia de animación para adultos (ojo con los más jóvenes de la casa) creada por el sempiterno Matt Groening, autor de las aclamadas y queridas «Los Simpsons» y «Futurama» allá por finales del siglo XX. ¿Nos apuntamos a una nueva y alocada aventura en un mundo de fantasía? ✨🎬

Bienvenidos a «Dreamland», mundo fantástico y hogar de criaturas sin igual. Entre todas ellas, destaca la princesa Tiabeanie, también conocida como Bean. Bean es una joven rebelde y con problemas de alcoholismo y relaciones parentales, que rechaza las expectativas tradicionales de la realeza. Acompañada por su travieso y sarcástico demonio personal, Luci, y su ingenuo pero bonachón amigo Elfo, Bean se embarca en diversas aventuras mientras trata de encontrar su propio camino y propósito en la vida. Criada por su padre Zøg y abandonada cuando era niña por su malvada madre Dagmar, su identidad y ansias de libertad parecen condenadas a encontrar encrucijadas a cada paso que da. Sin embargo, el día que Dagmar vuelva para intentar apoderarse del reino, Bean tendrá que tomar una decisión… ¿Salvará a su reino de las manos de su oscura madre o huirá para perseguir sus propias ambiciones personales?

«Desencanto» combina humor oscuro y sátira con elementos de fantasía, explorando temas como la independencia, la amistad y el descubrimiento personal, mientras parodia los tropos y clichés del género medieval y de fantasía.

RESEÑA

★★☆☆☆ (2.5/5 estrellas)

Para los que me seguís desde hace unos años, sabéis que no es la primera vez que hablo de esta serie.

Como comenté en su día, «Desencanto» empezó con promesa, sugiriendo ser otro éxito de Matt Groening. Sin embargo, aunque muestra un buen inicio, no llega a la altura de «Los Simpson» o incluso «Futurama» (sin contar la última temporada que no he visto y no creo que vea, producida por Disney en 2024).

La serie presenta una variedad de personajes. Algunos, como Luci, realmente valen la pena, mientras que otros resultan prescindibles y son mero alivio cómico, como Elfo. Tiabeanie, la protagonista, tenía el potencial de ser un personaje rompedor con su carácter fuerte, independiente, rebelde y bisexual, tendiendo más hacia el lado lésbico. No tengo nada en contra de este tipo de personajes, pero parece que intentan encajarlos con calzador en todas las series actuales, restando naturalidad y frescura.

La trama que involucra a los padres de Tiabeanie y la villana Dagmar añade un toque interesante. Resulta curioso que se permitieran incluir a un personaje como Dagmar, una «sugar mommy» con atuendos atrevidos, pero eso a nadie le ofende, mientras que una princesa protagonista en apuros sería el colmo del horror.

Los actores de doblaje merecen una mención especial. Disfruté escuchando de nuevo muchas voces conocidas, especialmente del elenco original de «Futurama». Además, algunos actores de otras series añadieron un toque de nostalgia y reconocimiento, como el actor que interpreta a Moss en «IT Crowd», Richard Ayoade. Sigo siendo de las que cree que la «corrección política» respecto a la etnia o identidad del actor o actriz que dobla a un personaje y las características físicas o la orientación del personaje no deberían ser necesariamente idénticas, puesto que la magia de alguien que se dedica al doblaje es precisamente el trabajo que puede hacer con la voz, pero sé que este es un tema sensible así que no me voy a meter más…

En general, el ambiente de fantasía le sienta bien a las creaciones de Groening, aunque en este caso todo parece estar algo constreñido y definido por las «líneas de pensamiento dominante». El humor negro se queda en una escala de grises; se intenta hacer humor con algunos temas, pero sólo con aquellos que no están en el foco del debate actual. Nadie parece ofenderse porque el rey sea retratado como tonto o loco, por ejemplo, aunque reconozco que es un personaje muy carismático. Aparte, debo aplaudir el momento en que se rieron del «mansplaining» cuando una mujer se lo hacía a otra, en una pareja lésbica formada por Tiabeanie y la sirena de la que no me acuerdo del nombre, pero era bastante tonta. ¿Por qué? No lo sé. Reconozco que la pareja no me disgustaba, pero casi me pareció peor que se fueran a humillar a la pobre muchacha sólo por hacer humor en vez de plantear una relación sana y no meterse en berenjenales, eso lo reconozco. De repente, por criticar el «machismo» por un lado, te ríes de algo machista por el otro y está todo bien… Coherencia, señores.

A pesar de que la serie tenía una continuidad, a veces las tramas se hacían lentas y tropezaban al intentar siempre incluir elementos de «super inclusión». El ritmo se pierde, los chistes se quedan flojos y, al final, la atención se disuelve. Así que, en resumen, «Desencanto» es una serie que empezó con fuerza, pero que se diluye en su intento de ser excesivamente inclusiva y políticamente correcta. Aunque tiene momentos de ingenio y personajes para el recuerdo, no logra mantener el nivel de sus predecesoras y se queda corta en términos de humor y desarrollo de la trama.

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