¡Buena tarde, seriéfilos! ¿Cómo va todo? Ya encarando el final de año por aquí también, y mis disculpas porque el mes pasado me fue imposible sentarme a escribir esta reseña con el tiempo y la dedicación que merecía. Y es que tantas temporadas de una serie TAN mítica como ha sido esta para los de mi generación no puede hacerse deprisa y corriendo. ¿Alguien se viene al año 3000 de nuestra era? 😉
Phillip J. Fry no es lo que se diría una persona con suerte en la vida. Ninguneado por todos los que lo conocen y siempre oculto bajo la sombra de su perfecto hermano menor, Fry es sólo otro de los muchos boomer que tratan de sobrevivir al final del siglo XX de una forma digna. Sin embargo, un inesperado accidente de laboratorio lo transportará mil años hacia el futuro, hacia una Tierra que superará todas sus expectativas, para bien o para mal, de hacia dónde se encamina la humanidad. Poco a poco, Fry tratará de hacerse un hueco en este nuevo mundo en el que, si bien no parece que vaya a llegar lejos, al menos parece que hay gente a quien le importa… ¿No?
RESEÑA

Para empezar, diré que Futurama es una de esas series de mi infancia y adolescencia con las que algunas cosas se me quedaron pendientes. Quizá los cambios de la televisión analógica a la digital o la aparición de nuevos formatos y cadenas que hicieron que le perdiese la pista a partir de cierta temporada, quién sabe. La cosa es que gracias a Disney + (que para bien o para mal compró Fox Entertainment hace poco) he podido ver por fin la serie completa, de principio a fin.

Al inicio, por supuesto, era tal y como la recordaba y muchos episodios me ayudaron a cubrir huecos que por un motivo u otro quedaron vacíos de argumento en mis años mozos, por los motivos expuestos arriba. Si los millenials como yo recuerdan la época antes de la TDT ¿quién no se ha tirado de los pelos porque los capítulos o se repetían de un día para otro, o no tenían aparente continuidad a veces porque las cadenas decidían qué, cómo y cuándo poner las diferentes temporadas? En esa época dorada están los momentos de Bender de la «ranita caminando», el capítulo de los pingüinos en Plutón, la primera declaración de amor de Fry a Leela (aunque yo en su día al ver sólo un fragmento del capítulo no entendí (SPOILER) que en realidad era un clon perfeccionado), o la «muerte por quiqui» son de esas cosas que quedan grabadas para siempre.

Sin embargo, reconozco que alguna de las temporadas posteriores que ya no llegué siquiera a ver en la televisión pueden llegar a pecar de ser muy, muy flojas. Por ejemplo, la temporada 5, o la primera desde que rescató la serie Comedy Central tras la cancelación en Fox, eran como 4 películas divididas en cuatro capítulos cada una y francamente os digo que esas se me hicieron cuesta arriba. Donde otras temporadas eran más o menos dinámicas y cada capítulo de veinte minutos tenía una trama particular, con cierto hilo conductor de fondo, en este caso de inicio a desenlace tenías que comerte casi hora y media y no tenía el mismo dinamismo.

Hay que decir en favor de esta serie que, a pesar de haberse movido entre 1999 y 2013 -sin contar que hay una temporada supuestamente nueva por venir, que habrá que ver qué les sale-, sigue siendo de rabiosa actualidad y ningún guión tenía pelos en la lengua. De hecho, miedo me da la supuesta nueva temporada porque cualquiera de los chistes clásicos del momento, algunos más finos que otros y todos acertados, acabarían censurados a la mínima de cambio y creo que va a perder toda su gracia original. Espero equivocarme.

Por ejemplo, me gustó mucho cómo utilizaban el ejemplo de los humanos y los robots para demostrar casos de abuso de minorías y falta de derechos de los segundos por «no ser seres humanos». Es un caso extremo, pero al margen del humor creo que metieron la puntilla sobre la necesidad de reflexionar acerca de la tolerancia hacia los que son diferentes. Por supuesto, queda muy claro -y quien no lo vea, que se lo haga mirar…- cuándo están hablando en serio y cuándo no, y de hecho se usa el humor de forma inteligente para despertar conciencia y denunciar de forma políticamente correcta ciertas injusticias que todos llevamos viendo años y décadas, sin restarle una pizca de validez a la serie.

Además, creo que en 2013 le dieron un final espléndido y para nada lo que hubiese esperado de un último capítulo. Sin dar muchos más detalles, esto me conduce a la gran historia de amor de fondo de esta serie: Fry y Leela. Admito que cuando vi la serie en su día, al margen de que las alusiones y los diálogos son bastante más adultos ya que la de su hermana mayor «Los Simpson», ya me pareció que la cuestión de las relaciones ya la llevaban un poco al tun-tun. Sin embargo, viendo otros ejemplos de historias concebidas en la misma época, es como muy clásica la trama de «esta temporada estoy contigo y luego ya no, rompemos y me voy con otros hasta que decido volver contigo en algún momento cercano al final». Y les pasa a varias parejas, no sólo a Fry y Leela. Aun así, admito que por estos dos no terminaba yo de dar un duro en ningún momento a pesar de todo y… Bueno, lo dejo para que lo descubráis los que no hayáis visto la serie 🙂
Como detalle gracioso, es interesante mientras se ve la serie estar pendiente de algunos «huevos de Pascua», referencias y detalles curiosos que muchos de mi generación entenderán seguro. Yo personalmente creo que le daría un 4.5/5 y esto es todo por mi parte de momento. Recordad seguir el blog a través de los botones de la derecha así como mis redes sociales 🙂
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