Viernes de series: Yu Yu Hakusho: Ghost Files (Yû Yû Hakusho)

¡Buenas brujis! Este mes, la reseña seriéfila es muy especial, sobre todo tras el anuncio de que va a ser convertida en live action por Netflix. ¿Alguno de vosotros creció también con ella en los noventa-2000? 😀

Yusuke Urameshi. Azote de los matones de colegio, sea del suyo o de los más cercanos. Bromista, busca-broncas y mal estudiante, es el clásico adolescente que nunca se ha preocupado en apariencia por nadie que sea él mismo. Sin embargo, todo cambiará el día que Yusuke sacrifique su vida por salvar a un pequeño de ser atropellado por un coche. A partir de ahí, conocerá a los miembros del Mundo de los Espíritus, que están dispuestos a darle una segunda oportunidad… Por supuesto, si de verdad quiere asumir su verdadera naturaleza. ¿Pasará Yusuke las pruebas para convertirse en Detective Espiritual?

RESEÑA

Estilo noventero

Este anime es de finales de los noventa y todo buen fan del anime de la época percibirá ese regusto a clásicos del momento como Dragon Ball (toda la saga). Torneos, peleas, hacerse más fuertes y ganar a los malos cueste lo que cueste. Lo que sí me da la impresión es de que, dentro de lo que es y para ser un shônen juvenil, tiene incluso más sangre y violencia visual de lo acostumbrado para la época -luego llegaron Naruto y compañía y nos curaron de espanto-. Pero, sin duda, los que amen el género lo disfrutarán, aunque ya advierto que no hay sorpresas en cuanto al tipo de trama que se encontrarán (incluyendo los clásicos Deus ex machina de TODO shônen que se precie) ❤

Yusuke Urameshi: el héroe-antihéroe

Empezando por el principio y la base de la historia, procedo a hablar entonces del protagonista principal de este anime. Al inicio, cualquiera que se lo encuentre va a decir que «menudo idiota» y «¿Cómo es posible que este chico se salve de un castigo eterno en el infierno por todo lo que ha hecho?». Pues, precisamente, ahí está el quid de la cuestión. Cuanto más avancemos en la serie, más veremos que Urameshi sólo es un caradura despreocupado en el exterior, pero con un gran corazón con el que sería capaz de salvar a todos los que le importan sin dudar un instante, hasta sacrificando su vida si fuese necesario.

Yusuke es un personaje de contrastes, irritante en la mayoría de escenas, pero también con un trasfondo dorado que te hace pensar si deberías darle una torta o acogerlo en tu regazo. Ahí, a gusto del consumidor…

El paladín de Kazuma Kuwabara

Kuwabara es, sin duda, el antagonista absoluto de Yusuke. Dentro de que ambos son pendencieros y les encanta pegarse el uno al otro, o a quien sea que se esté metiendo con ellos, este encantador pelirrojo y grandote tiene una enorme debilidad oculta… Y es que es el personaje más puramente legal que vais a encontrar en este anime. Es decir, el clásico «paladín» para el que todas las injusticias son obstáculos a derribar y destruir sin compasión. En eso, quizá y salvo contadas excepciones, choca mucho con Yusuke, que sería más un legal neutral. Es decir, hay límites que no se deben superar, por supuesto, pero en su mente las líneas rojas estarían mucho más difuminadas que en el cerebro de Kuwabara.

Así pues, leal a sus amigos, implacable con sus enemigos, deseando ser más y mejorar en cuanto a su percepción espiritual innata y queriendo usarlo para defender a los suyos -en especial, a su querida y predestinada Yukina, aunque proceda del mundo demoniaco-, este es sin duda uno de los personajes que más se hará un hueco en vuestros corazones si veis este anime.

Los hombres son los que luchan… pero no siempre.

En este anime, como en Dragon Ball, vemos que en su mayoría los que compiten o pelean son los chicos. Sin embargo, también nos encontramos algunas mujeres luchadoras o incluso de carácter, sin ser luchadoras. Buenos ejemplos son Bouton o la hermana de Kazuma, Shizuru. Mujeres que controlan y atan en corto a los hombres del equipo cuando ven que se están desmadrando, poniéndoles límites, pero también los apoyan y acompañan a todos los torneos y escenarios de peligro que pueden.

Quizá, la que menos termina aportando en este caso es la pobre Keiko, la enamorada de Yusuke; a la que, por cierto, con su necesidad de mostrar que es un tipo duro y valiente, nunca demuestra del todo que la quiere como si se muriese por no verla nunca más. A esta se une Yukina en muchos casos, desde su condición de dama del hielo y productora de lágrimas enjoyadas, pero aquí por ejemplo se ve la diferencia de Kuwabara -muy cómica, por cierto-, el cual se arroja a sus pies cada vez que aparece.

Cuando los demonios se cruzan en tu camino: Kurama y Hiei

Volviendo a hablar de algunos miembros del equipo principal de la serie, pasando a aquellos de naturaleza «menos humana», digamos, nos encontramos a dos que, si hemos visto los capítulos primeros y las famosas «cortinillas» de anuncios de los animes de la época -igual que los tenían Dragon Ball o Slayers-, ya reconoceremos: se trata de Kurama, el demonio zorro, y Hiei, el espadachín del dragón negro. Estos aparecen al principio, de hecho, como enemigos de Yusuke y yo aún no he sido capaz de entender cómo narices este ganó a la forma demoníaca de Hiei, lo admito.

De cualquier manera, me gustó que ya muy al comienzo tras eso, ambos demonios se uniesen al grupo de Yusuke, cada uno por sus razones e intenciones. Y sí, admito que me encandilé de ambos cada cual por sus propios motivos. Kurama tiene un estilo especial, una elegancia silenciosa particular, mientras que Hiei tiene cierto atractivo en esa forma de desapegarse de todo, pero teniendo en el fondo un buen corazón 🙂

Las temporadas, de mejor a peor

Si tuviese que ordenar las temporadas de este anime de mejor a peor, mi ranking sería el siguiente: primero, la segunda; después, la tercera; tercero, la primera; y cuarto, la cuarta.

En la primera temporada, como es de esperar, nos presentan a Yusuke y sus circunstancias. No obstante, sí es cierto que los primeros capítulos hasta que de verdad empiezan los meollos -por ejemplo, cuando conoce a Hiei y a Kurama- se hacen un poco lentos. El desarrollo del protagonista para conseguir salvar su alma y retornar a su cuerpo se hacen un poco… flojillos, sosos. Es decir, no es una serie que empiece fuerte así por las buenas.

Sin embargo, la segunda temporada -y la más larga, si no me equivoco- es sin duda la que más contenido y riqueza tiene. Como vengo mencionando, tienen que gustarte los shônen estilo Dragon Ball para calarte fuerte esta serie, sobre todo porque gran parte de ella van a ser… ¡Sí, correcto! ¡TORNEOS!

Este primero, como comentaba, es sin duda el más intenso de todos y el que de verdad te muestra cómo es ese contraste entre mundos espiritual, demoníaco y humano. Tres partes de un todo que tienen que coexistir en armonía para que no se desate el caos y el universo se vaya al garete. Sin embargo, siempre hay algún villanito por ahí que prefiere que las cosas funcionen a su modo y manera, con lo que llegamos a la tercera temporada…

En esta, nos encontraremos sin duda la trama más violenta de toda la serie. Es un bloque angustioso, donde nunca sabes lo que va a suceder y si alguien que no debe se va a salir con la suya. Aparte, cuando empezaron a entrar en posibles cuestiones psicológicas de los villanos, o cómo superar y detectar algunas de las pruebas mortales, a mí se me pusieron los pelos como escarpias. Lo juro.

La cuarta temporada, en cambio, es corta y, lo dicho, corte brusco. Intentaron hacer un nuevo torneo aprovechando la nueva naturaleza de Yusuke y decidir quien se quedaría con el mundo demoniaco. En particular, el asunto del mestizaje me pareció algo forzado sólo para estirar la serie hacia la cuarta temporada, que acabaron cerrando con cierta rapidez (y me recuerda algo a Seven Deadly Sins, la verdad, mismo tipo de corte brusco y para delante, todo bien y perfecto).

De cualquier manera, como comentaba, no puedes ver un shônen sin predecir que, a la postre, todo o casi todo acabará bien para los protagonistas.

De cualquier manera, como comentaba, no puedes ver un shônen sin predecir que, a la postre, todo o casi todo acabará bien para los protagonistas. De hecho, yo casi hubiese preferido que Keiko mandase al cuerno a Yusuke de una vez, porque el hombre no captaba las señales románticas a veces ni con letreros de neón. Pero bueno, a pesar de eso, reconozco que no fue un mal final del todo 🙂

Mi favorito indiscutible: Rey Koenma

Por último, pero no menos importante, momento fangirleo. Y es que hay un personaje secundario, pero omnipresente, al que vais a adorar en todas sus formas. Hablamos del rey del mundo espiritual, Koenma-Sama 😀

Sea en forma de bebé, que es adorable, o de joven adulto-adolescente, que es monísimo, este ser divino y neutral en la mayoría de casos tiene una presencia curiosa, aparte de ser desternillante cada vez que tiene discusiones con su fiel sirviente, Ogro.Este, sin duda, es otra de las grandes bazas de la serie a la hora de ponerle algo de humor y, porque no, calma a las aventuras del Detective Espiritual más famoso del anime.

Con todo esto, yo creo que es una serie a la que sin problema le pondría un 4.05/5. Y sí, ese piquito de centésimas va de regalo que se lo merece, aunque no le quiera subir más. Por mi parte, espero que os haya gustado la reseña y no dudéis en comentar debajo de la entrada cuáles han sido vuestras impresiones. ¡Me encantará leeros y responderos!

Un abrazo y que la magia de la tele os acompañe ❤