¡Buenas tardes de miércoles!
¿Cómo va la semana? Muchas entradas que leer, ¿verdad?
Hoy vengo con mi última lectura: «Blade Runner». Sí, lectura. Es una novela. No, no es solo una película (mejor dicho, dos) y, de hecho, en muchas cosas tiene poco que ver con los citados filmes.
La Tierra se muere. Es un hecho. El polvo radiactivo está haciendo que todos aquellos humanos que no han podido emigrar aún a Marte o a otras colonias vayan mutando poco a poco y convirtiéndose en meros despojos orgánicos de una sociedad totalmente marchita.
Rick Deckard, policía en San Francisco, es uno de ellos, pero no se queja. Su extra como cazarrecompensas de la policía persiguiendo androides fugados le da suficiente dinero como para poder mantener un buen apartamento, una esposa abnegada y una oveja eléctrica; casi, podría decirse, el colmo del estatus social.
Pero eso cambiará el día que le encarguen acabar con ciertos Nexus 6 fugados. A partir de ahí, Deckard empezará a plantearse dónde queda realmente el límite entre lo tecnológico y lo humano. Por qué parece que los humanos están cada vez más mecanizados… y los androides más humanizados.
En esta novela, Dick nos plantea un futuro que bien podría ser el nuestro dentro de un siglo. Una Tierra devastada, contaminada hasta el extremo y apenas poblada por los pocos que no pueden, o no quieren, irse a otra colonia interplanetaria. Pero, ¿acaso esa mudanza sería sinónimo de bienestar y felicidad?
Y, ¿qué hay de las creencias? ¿A qué aferrarte cuando parece que todo se derrumba a tu alrededor? En cualquier cosa, ¿verdad?
La América de Blade Runner es una dura crítica teñida de ciencia ficción a nuestra forma de hacer las cosas, de afrontar el progreso y de creer en lo que nos rodea, o en lo que nos dicen los que tienen el poder sobre nuestras cabezas. Y además, leída en nuestros días, nos demuestra a través de las reflexiones de los diferentes personajes, de las situaciones que vive cada uno de ellos que, a pesar de todo, somos animales que tropiezan siempre en la misma piedra. Seguimos llevando el mismo camino, es una crítica de rabiosa actualidad y no sería descabellado pensar que en algún momento pudiésemos alcanzar ese estado de decrepitud como planeta y como especie.
Además, nos plantea ese dilema que ahora vemos en otras producciones como, por ejemplo, Westworld: ¿dónde están los límites? ¿Es lícito perseguir a una máquina fugada e inofensiva solo por el hecho de ser mecánica, aun cuando su objetivo no sea hacer daño? ¿Dónde queda la opción de evolucionar o no hacia inteligencias artificiales y no meros androides o robots a nuestro servicio? ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Qué es el progreso, realmente?
Todo esto será lo que dará vueltas por vuestra cabeza si os asomáis a esta estupendísima novela 🙂 Le doy un 4.5/5.
¿Nos vemos en la próxima aventura? 😀 ¡Feliz semana!
Brillante, realmente muy buena reseña.
Me gustaLe gusta a 1 persona