¡Buenas tardes, brujines lectores!
Hoy os traigo una reseña de una novela que lo sé, probablemente debería haber leído hace bastante tiempo como parte de mi formación como escritora fantástica; pero azares del destino han querido que, hasta ahora, no haya caído en mis manos. Sí, estamos hablando del grande, del inimitable, del maestro… Terry Pratchett, y su saga “Mundodisco”. Igualmente aprovecho a agradecer a mi buen amigo Enrad que me haya prestado los dos primeros volúmenes; puesto que, como imaginaba, ha sido un maravilloso descubrimiento y toda una lección para esta escritora novata que apenas se ha adentrado aún en los misterios de la literatura fantástica.
El color de la magia (Mundodisco 1/Rincewind 1), Casa del Libro.
En “El color de la magia”, primer tomo de la saga “Mundodisco”, de entrada nos encontramos con varios personajes y situaciones disparatadas: un mago que solo conoce un conjuro, un turista venido de tierras lejanas, dos héroes y una ciudad arrasada por un fuego relativamente accidental. A partir de esta última circunstancia, tanto el mago como el turista, o lo que es lo mismo, Rincewind y Dosflores, se verán forzados a escapar y a correr todo tipo de aventuras en compañía de los más variados personajes: héroes, jinetes de dragones, trolls de agua… Eso sí, siempre fielmente acompañados de un tercer miembro: el Equipaje de Dosflores, una curiosa caja de peral sabio con aparentes voluntad y capacidad motriz independientes.
Como comentaba más arriba y la mayoría de los lectores sabrán, Terry Pratchett (que descanse en paz) es, desde hace muchos años, una referencia y un clásico para cualquiera que quiera adentrarse en la literatura fantástica. Mi primer recuerdo de él, como creo que comenté en la entrada in memoriam que hice cuando murió, fueron esos libros en versión original que uno de mis profesores de la academia de inglés llevaba siempre en la mano; os hablo de hace quince o veinte años. Y si bien es cierto que por aquel entonces yo aún andaba con “Fray Perico y su borrico” o “Kika Superbruja”, nunca olvidé el nombre de aquel autor ni la devoción que le profesaba mi profesor.
Sí que es cierto que, para quien no quiera salirse del molde de la fantasía estándar y encorsetada, con sus cánones al estilo “Tolkien”, por decirlo de alguna manera, la prosa de Pratchett puede suponer un cambio bastante radical. Como diría la persona que me prestó los libros: “es como coger todos los tópicos y estándares de la fantasía, meterlos en una coctelera, agitar… y lo que salga”. Pues sí, claramente este autor rompe todos los esquemas, los da la vuelta, los arruga y los vuelve a extender sobre el mapa de Mundodisco, creando un mundo único y particular que, por si no lo había apuntado ya, está situado sobre el caparazón de una tortuga gigante y sujetado por cuatro elefantes enormes. Todo este conjunto viaja, como cualquier otro cuerpo celeste creado en el Big Bang, por el espacio sideral sin rumbo aparente. Y ojo, que algún atrevido puede caerse por el borde…
Aun así, salvo alguna escena de transición que pueda ser un poco más lenta, la historia se hace amena y queda con bastante interés para el siguiente libro. No solo porque deje un cliffhanger al final bastante importante, sino porque realmente llegas a empatizar con los protagonistas y a disfrutar de sus aventuras a otro nivel. Además, debo advertir que las risas provocadas por la ironía constante del autor están ABSOLUTAMENTE garantizadas. Eso sí, solo aconsejado para fans de la fantasía con mente muy abierta y dispuesta a enfrentarse a cualquier posibilidad dentro de este tipo de literatura.
Le doy un 4.75/5 y nos vemos en la próxima 😀