¡Buenas tardes y perdón por la tardanza, brujines míos! Después de algunas semanas, os traigo nueva reseña literaria de la mano de un autor, digamos, casi paisano mío (también vive en la Comunidad de Madrid, aunque más al sur de la capital, en Aranjuez) y os sorprenderá la anécdota de que, por unas y por otras, terminé con la novela que voy a reseñar en ambos formatos al alcance de la mano. La electrónica la adquirí vía Amazon; el papel me lo prestó un conocido de Noa 🙂
Kelvalad: La Espada Oscura (Amazon)
Introducido así el asunto, paso a entrar en materia: En “Kelvalad: La Espada Oscura”, novela ambientada en el Mundo de Enor, de invención por parte del autor y que podéis conocer más a fondo en su blog “Mundo de Enor”, nos encontramos un país separado en dos: luz, Eylíndenor, con una pequeña franja de oscuridad en su parte superior; y oscuridad, Eládranor, con una pequeña franja de luz en su parte inferior. El ying y el yang, tal y como se muestra en el mapa que ilustra una de las primeras páginas de la novela. La lucha contra el bien y el mal hace que el comienzo, en el que la aldea del joven Rúdrigar de Maraguil es arrasada por sus vecinos, los mongaguils, nos muestre un mundo en guerra en el que parece que el amor y la amistad no tienen cabida. Sin embargo, a medida que van apareciendo el resto de personajes (Lorindán la centaura, Varediel el Elfo, Bara la bárbara, Brax el enano…) nos adentraremos en un viaje en busca de la luz que llevará a los protagonistas y al lector más lejos de cualquier límite geográfico conocido.
Tras esta breve sinopsis, debo decir que es otra de esas novelas que tenía pendientes desde hacía mil años y que, por presencia de otras lecturas delante en la fila (cada vez más larga, también lo asumo, juju) no había llegado a tomar entre mis manos.
Empezando por lo positivo, debo decir que aunque ya conocía la forma de escribir de Noa por haber leído algunos de sus microrrelatos en Wattpad y en su blog, me ha gustado leerle por fin en una historia de fantasía, que es mi género predilecto por excelencia. Noa tiene un estilo muy cuidado que recuerda mucho (o al menos a mí) a Tolkien, Margaret Weiss y clásicos de la época; muy descriptivo, con un estilo más “antiguo” de lo que ahora mismo estamos acostumbrados y compendiando razas, apellidos y descripciones de la geografía y la situación que hacía mucho tiempo que no encontraba en una novela, sobre todo de fantasía épica. Igualmente, existe un glosario muy muy completo al final de la novela que ofrece explicación de todos los términos y lugares, así como superíndices con enlaces a explicaciones (en el caso del ebook) sobre determinadas alusiones o terminologías. La creación de Enor, asimismo, está cuidada al detalle, tanto en las descripciones como en el mapa inicial.
También destacar que Noa ha conseguido crear en esta novela lo que, a mi modo de ver, es una curiosa mezcla entre la trilogía de “El Señor de los Anillos”, el juego de rol “Dragones y Mazmorras” y toques de aderezo de anime y cultura oriental y japonesa. Igualmente, el hecho de introducir criaturas mitológicas de las que yo había oído hablar únicamente en mis pesquisas para “Landeron”, como las Pesadillas o los Roc reconozco que ha conseguido arrancarme más una sonrisa durante la lectura. También se nota que Noa ha investigado, buscado o leído sobre el género de batallas puesto que las descripciones de los enfrentamientos son bastante precisas y muy completas, alternando en ocasiones magia con espada de tal forma que son dinámicas y frescas. También me gustó que el aparente final no fuese realmente ese, sino que hubiese que pasar por otras escenas antes de llegar, con los problemas o sufrimientos que eso pudiese conllevar.
Y bueno, por supuesto, ha habido cosas que me han parecido más flojitas, pero son detalles que en algún caso pueden ser simplemente apreciaciones mías desde mis gustos lectores. La primera que en algunos momentos, sobre todo en la primera mitad de la novela (SPOILER) mientras están buscando los ingredientes de las yárades elementales, las escenas se me llegaron a hacer un poco pesadas, porque me daba la impresión de que, o simplemente fluía la historia sin sobresaltos, o los que había se solucionaban con excesiva facilidad para los personajes. En algún momento, como buena rolera o principiante en el mundo del rol, se me asemejó de nuevo a una partida de “Dragones y Mazmorras” con poca “pifia” y mucho “crítico”; para el que conozca un poco de terminología rolera, os hacéis una idea de qué quiero decir. Igualmente, siguiendo en tema rolero, me chirrió ligeramente la presencia de la expresión “perder puntos de cordura” cuando yo eso lo asocio a juegos de temática totalmente alejada de la fantasía épica, como por ejemplo todos aquellos ambientados en la mitología de Lovecraft. Eso sí, ya me han dicho que en una expansión de «Dragones y Mazmorras» por lo visto ahora han incluido los puntos de cordura, así que igual puede pasar. No obstante, sí es cierto que para quien no haya jugado a rol nunca, puede llegar a ser una expresión desconcertante.
Sí que es cierto que, volviendo a la estructura de la novela, a la mitad de la misma me volví a animar cuando vi que la acción y el suspense retornaban, aunque al poco rato retornaron las escenas más lentas (quizá a alguno le recordará igualmente al estilo de Tolkien en estas partes, más descriptivo y recreado en el ambiente medieval de las situaciones y escenas planteadas) y mi ánimo decayó de nuevo. Sin embargo, aquí sí debo admitir que ya se alternaban más escenas lentas con batallas y acción, lo que hizo que se hiciera menos pesado quizá que el comienzo. Asimismo debo decir, al hilo de esto, que he notado mucha batalla, muchos sucesos pero poca profundización en sentimientos; se habla de ello, de la amistad y de cómo se pueden sentir los personajes en algunos momentos, pero me falta quizá ahondar más en ello para llegar a empatizar con ellos. No obstante es algo que admito que me suele suceder con las novelas de épica en general, también porque yo intento tender más a explayarme en relaciones y sentimientos que en batallas (cosa que se me da bastante peor, lo reconozco). Eso sí, las muertes de alguno de los protagonistas admito que me dolieron mucho, mucho, sin hacer spoiler 😛
El final me gustó, aunque reconozco que sin haber visto el glosario, me asusté al ver que se cerraba en torno al 80% de la novela. Dije, ¿y ahora van a volver a retomar otra vez otra historia? No era la primera vez que lo pensaba, ya que cuando (SPOILER) derrotan a Nekuro, creí que ahí se acababa de todo. No pude evitar pensar, ¿otra vez sin cerrar, empezamos batalla o trama nueva? Pero no, ahí ya sí que, aunque se dejaba la puerta abierta a futuras secuelas, la historia como tal de “Kelvalad: La Espada Oscura” se cerraba del todo. Y sí, me gustó ese final tan emotivo.
Por todo esto, debo decir que a todo el que le guste la fantasía épica sin ambajes se la recomiendo, y por mi parte le pongo un 3.5/5. ¡Nos veremos pronto!
Antes de nada, muchas gracias. Que te lean siempre es algo que gusta a un escritor, pero que además me hagan una reseña es algo que llega a la patata. Y estoy muy de acuerdo con muchos de los puntos. Para mí es complicado hablar de este «hijo», al que a veces veo como un poco gamberro, a veces un poco brutico…, pero al que le tengo mucho cariño por todo lo que me ha dado y, aunque conozco sus puntos débiles, llegué a mi tope de cambios. Sería un «hijo» diferente. Así que aprendí a aceptarlo tal y como es, con sus sombras y sus luces, y aprender de todo ello para seguir avanzando.
Me han preguntado alguna vez por mi inspiración en cuanto a mitología, me alegra descubrir gente tan aficionada como yo a las criaturas fantásticas más allá de la tradición griega o celta más trillada. Me encantan los bichos vengan de donde vengan. Además me gusta inventar criaturas o reinventar otras.
Además, en las páginas hay numerosas referencias friquis de todo tipo. Intenté hacerlo de forma que chirriase lo menos posible para los que no las conocieran, pero generase guiños cómplices al resto. A veces, reconozco que me armé de valor y borré o dejé alguna que otra. No sé qué opción resulta más valiente, jajaja. Un día llegué a la conclusión de que quería escribir aquello que a mí me gustaba, y que sin eso, escribir perdía gran parte de su sentido. Y eso implica, también, demostrar que cuando te juegas la vida con espadas y magia elemental capaz de arrasarte un poblado, puedes morir. Como curiosidad, George R. Martin comenzó a escribir Canción de Hielo y Fuego el mismo año que yo empecé con Kelvalad 🙂 Aunque yo soy menos psicópata: mis personajes a veces parece que iban por la campiña inglesa dando un paseo, jajaja.
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¡Buenas! La verdad es que sí, siendo rolera novata que empezó con DyD y lectora que se estrenó en fantasía con El Señor de los Anillos, es cierto que no leo tanta épica como quizá querría o debería, yéndome a otros géneros (últimamente me tira más la distopia y la urbana, qué le voy a hacer xD) pero es cierto que, gustos y opiniones aparte (me daba coraje decir lo de que en alguna parte se me hacía lento) me ha gustado volver a ver ese estilo en una novela que tuviese menos de diez años. Cuando era pequeña leía Dragonlance también y tenía amigas que leían Reinos Olvidados (por una de ellas empecé a escribir, de hecho) y mi primera novela era épica realmente; de hecho, una de las razas era de Amazonas porque era una fan de Xena la Princesa Guerrera, confieso :P. Y sí, el tema de la mitología y los bichos siempre me ha atraído (por ejemplo en Landeron cambié el nombre a las pesadillas para que no fuese muy evidente, pero tienen su peso en la historia 😛 y también introduje sombras u otras criaturas que la gente no estaba acostumbrada a ver en estos relatos. En Los Hijos también he metido cosas de divinidades y símbolos mágicos porque me chifla, aun siendo de fantasía más urbana). Así que me alegro de corazón que te haya gustado la reseña y te animo a seguir escribiendo, ya sea fantasía o microrrelatos, y más sabiendo que en el Mundo de Enor aún tienes mucho que decir (con o sin Aevirae, que he cotilleado tu otro blog xD) y que dibujar. Un abrazo enorme y nos leemos, gracias por comentar 🙂
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